Se escribe y se habla mucho sobre las fronteras entre lo real y lo virtual. Fronteras que muchas veces se difuminan, existiendo extraños fenómenos de ósmosis entre ambos. Un ejemplo es el encarcelamiento (real) que ha recibido una mujer en Japón por matar a su esposo virtual en el juego "Maple Story". El motivo había sido no otro que el ataque de celos (real) cuando este decidió divorciarse de ella dentro del juego.
Las personas e instituciones son las bisagras entre estos dos mundos. En el caso de las primeras, la identidad es una declaración de principios de su posicionamiento dentro de lo real o lo virtual, del lugar dónde quieren permanecer, dónde quieren ser, digamos, reconocidos. Podemos ver cómo esto se manifiesta en todos los sectores de actividad, pero podemos centrarnos en el caso de los empleados públicos de las Tecnologías de la Información. Desde los profesionales con amplio bagaje a sus espaldas en el funcionariado hasta los que están en vías de cercana incorporación, encontramos casos de personas que vuelcan sus opiniones en la red con identidades del mundo real (Voz y Voto, Sociedad en Red, Administración 2.0, Xperimentos) y virtual (Mujeres Tic, Opositor tras la máscara). Mientras los primeros mantienen invitablemente unidas sus actividades reales y virtuales compartiendo las redes sociales en que desarrollan las mismas, los segundos se mueven entre ambas de modo disociado en redes diferenciadas. Ambas también se diferencian en tamaño, la redes sociales tienden a un menor tamaño al incrementarse la virtualidad de la misma.
La Web 2.0, de modo inesperado incluso para sus teóricos, ha supuesto una explosión de la herramientas sociales de carácter software. El mismo Tim O´Reilly se manifestaba en una entrevista sorprendido, "Estoy seguro de que no entendí lo bastante a tiempo lo populares que iban a ser herramientas de software social como Facebook". Sin embargo, estas herramientas sociales son incapaces de reflejar las redes sociales reales de las personas y sus actividades, conduciendo a una explosión de relaciones que no se asemeja a su actividad física. Personas que reconocen que sólo mantienen contacto físicos con diez personas baten records del tamaño de sus redes de relaciones construidas con estas herramientas, invalidando con ello la funcionalidad de las mismas, y dando lugar a relaciones más distantes. Generalmente, sólo en el caso de las identidades virtuales son capaces de mantener una red social acorde al tamaño de las relaciones que mantiene.
Paradójicamente, hay quienes pretendemos que para las instituciones, entre ellas la Administración, se produzca el fenómeno inverso, que las herramientas sociales provoquen un acercamiento de las relaciones de estas con las personas. A lo mejor por eso, por no terminar de ver como esto es posible, sigue el escepticismo corporativo al respecto. Y sin embargo, probablemente sea un escepticismo infundando. El secreto es sencillo y reside en la teoría de conjuntos. Con las herramientas sociales, las personas reales tienden a establecer grupos más allá de los límites que manejan, construyen superconjuntos de sus relaciones habituales. Con las instituciones y personas virtuales, sucede al contrario, los grupos que se establecen a través de las herramientas sociales son subconjuntos de los grupos de personas con los que tratan, grupos realmente interesados en estrechar el contacto con ellas.
Un tema de mucho interés, Andrés Nin Pérez. Pero creo que simpificas demasiado estableciendo dicotomías entre los que usamos nombre real y los que no. ¿Quien te dice que yo no puedo a la vez usar, para ciertas cosas, identidad real, y para otras, identidad ficticia?
ResponderEliminarEs obvio que en todos los entornos se crean redes sociales, pero también lo es que éstas tienen un tamaño práctico máximo determinado, lo que Seth Godin llama tribus.
Realmente existe una permeabilidad entre ambos mundos, real y virtual, pero me parece bastante dificil que las redes sociales, al menos con el diseño actual, vayan a jugar un papel importante en las relaciones de los ciudadanos con las administraciones.
Ah y bienvenido al mundillo de los blogs administrativos, ¿opositor?.
No creo que la posibilidad que indicas sea una posibilidad que excluya. Creo que son/somos muchos los que hacen/hacemos tal cosa, pero cuando hacemos una u otra, la manera de relacionarnos es radicalmente distinta.
ResponderEliminarYo creo que las redes sociales si jugarán su papel en la relación de ciudadanos con la Administración, a fin de cuentas existen en el mundo real en forma de movimientos cívicos por ejemplo. La duda yo creo que está en si la Administración ha de ser un elemento activo en su formación, proporcionando los medios y plataformas para la creación de dichas redes sociales en el mundo virtual, embebidas dentro de los canales de Participación-e, o de si han de ser un elemento pasivo.
Gracias por la bienvenida. A ver si escribo el "about" ...
[...] Enero, 2009 por Andres Nin Pérez Gracias al diálogo que tuve con Felix Serrano en una entrada anterior, tuve la suerte de descubrir el blog de Seth Godith. Desde entonces, procuro seguirlo con [...]
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