Si tuviera que elegir vectores de impulso de las Tecnologías y la Sociedad de la Información, en general, y el Gobierno Electrónico, en particular, en esta fase de crisis global escogería las herramientas Web 2.0, las arquitecturas orientadas a servicio (SOA) y la computación en la nube (cloud computing). Todas ellas tienen un común denominador, permitir el uso eficiente de recursos, el Santo Grial buscado por todas las organizaciones en estos tiempos de crisis. Si bien de los dos primeros vectores se ha hablado ya mucho y son términos familiares, el tercero de ellos parece estar aún en una fase primigenia, esa que Gartner llama de las grandes expectativas. Reflejo de este estadío, es el monográfico que The Economist le ha dedicado en uno de sus últimos números.
Las grandes expectativas alrededor del cloud computing queda a las claras con la entrada de Microsoft en juego, que ha anunciado con las fanfarrias propias del caso Azure. Tenemos de nueva servida una lucha sin cuartel en el ámbito de las Tecnologías de la Información con la compañía de Redmond como protagonista. Queda por saber sólo el resultado, si Google vencerá en el combate que previamente perdieron otros (Apple, Netscape, Sun, ...). La incognita de si por fin se producirá un cambio de monopolio dominante en el sector será fuente de inumerables apuestas y predicciones.
El cloud computing aplicado en el mundo corporativo, pone ante nosotros la última frontera de la externalización. Las redes se convierten realmente en plataforma de servicios, el software se inmaterializa definitivamente. El software como servicio nos trae nuevas oledas de deslocalización de las Tecnologías de la Información, los Centros de Proceso de Datos buscan lugares dónde sea más barata la producción de instrucciones por segundo, en la generación de ahorro mediante la implantación en lugares dónde la energía sea barata y la mano de obra tecnológica también. Pero la deslocalización del procesamiento de los datos nos trae un problema obvio: La deslocalización de los datos.
El tratamiento de la información de acuerdo a la legislación que le corresponde y su privacidad son, quizás, las barreras para el despegue del cloud computing. Y será el centro de la polémica y de los modelos de negocio. Es de esperar, que en el mercado pugnen dos diferenciados. De un lado, aquellos proveedores que ofrezcan servicios multilegislación, dejando al cliente elegir el nivel de seguridad y privacidad que les sea de aplicación. De otro lado, los que propugnan la construcción de zonas de tráfico libre de información y bajo unas mismas (pocas) normas.
Personalmente, creo más beneficioso para todos el éxito del primero de los modelos. Si las consecuencias de la aplicación de un modelo semejante al segundo de los enumerados al mundo de las finanzas ha supuesto una catástrofe económica mundial, la desregulación del tratamiento de la información y su almacenamiento sin un control claro puede llevarnos a situaciones impredecibles. Ejemplo de ello, es la permanente supervisión a la que está sometido nuestro correo electrónico via webmail, tanto por legislaciones que nos son ajenas (e.g "Stored Communications Act" de los USA) como por los proveedores (e.g. los anuncios que sugiere Gmail a partir del análisis del mail que estamos leyendo).
La complejidad de la ejecución de legislaciones nacionales en entornos deslocalizados no son excusa para su no aplicación. La exigencia de los mismos en las soluciones corporativas de cloud computing que empiezan a ofrecer los proveedores, es una batalla que no se puede perder. Y más en el entorno del Gobierno Electrónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario