En un periodo de tiempo relativamente breve, se han cruzado en mi camino tres papeles de distinto tamaño intímamente conectados. De un lado, el report de la cumbre de Davos "Big Data, Big opportunities", que realiza un análisis sobre las posibilidad del análisis de datos para prever movimientos demográficos. De otro lado, el documento liberado por la OECD "Machine to Machine, connecting billion of devices", que describe el potencial y las barreras del desarrollo del Internet de los objetos. Finalmente, "Introduction to social network methods", un libro sobre el análisis de grafos sociales y patrones de relaciones/comportamiento que conocí gracias a un post del maestro @carlosguadian. La conexión entre todos ellos es análisis de datos como base de la sociología del siglo XXI.
El acceso a la información en movilidad y las redes sociales son el punto de intersección de donde surgen los nuevos servicios. Son el reflejo de una sociedad cada vez más nómada en su acceso a la información y más relacional. Pero por ello, son también el repositorio de donde puede surgir el análisis de lo cotidiano, cómo se difunden las ideas, el rastro del contagio de enfermedades, la relación entre los distintos estratos y clusters sociales de nuestras ciudadades. Basta ojear sólo una decena de páginas del libro "Introduction to social network methods" para entender la mina de conocimiento social en manos de las operadoras de comunicaciones móviles y los servicios de redes sociales. Grafos infinitos de relaciones entre individuos, identificación de quien juega el papel de conector entre grupos sociales, caminos para hacer llegar ideas y pensamientos de un modo efectivo al número más amplio posible de ciudadanos.
Hablamos de los datos del sector público y pedimos su reutilización abierta a todos con frecuencia, pero si queremos conocer nuestra sociedad esa apertura ha de llegar al sector privado. Nuestra sociedad está en la red y sólo podremos conocerla con el acceso a su rastro digital. Anonimizado, por supuesto, pero es hora de también que esos repositorios de información privada sean abiertos. El análisis social del siglo XXI depende del acceso a los mismos.
Muy interesante la reflexión, pero realmente no creo que se pueda hacer mucho más con los datos que las operadoras tienen si se ajustan a la legalidad. Me explico. Los datos que tienen en realidad son nuestros, luego están ajustados a la LOPD y normativa de desarrollo. Por tanto los fines a los que se destinan tienen q ser conocidos por los dueños de los mismos, me equivoco? todo aquello que trate de obtener información sin el permiso de su dueño, estaría fuera de esa legalidad y de ese respeto a la intimidad que el Estado ha de proteger.
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