Los Cuerpos Superiores de la Administración somos, por lo general, gente paciente. Sin embargo, el último paquete de medidas del gobierno ha sido una gota que ha rebosado muchos vasos. Tantos, que hasta el comunicado de FEDECA ha alcanzado unos límites dialécticos desconocidos.
La indignación crece por momentos, a medida que somos más conscientes de que, por una situación que no hemos creado, llevamos en dos años un recorte salarial del 15%.
La indignación crece por momentos, cuando no apreciamos una sola medida estructural que sirva para dar sostenibilidad al servicio público. Tan sólo el recorte de hoy que es hambre para mañana.
Hoy me gustaría ser optimista y ver que esto tiene salida. Pero no puedo.
Acabo de leer el comunicado de FEDECA y está claro que no ha sido redactado por políticos porque está lleno de sentido común.
ResponderEliminarYo no pertenezco a los cuerpos superiores ni a la Administración Civil del Estado, soy funcionario de la escala administrativa de la Universidad Complutense de Madrid. No tengo ningún plan de pensiones (al menos, jamás he oído hablar de él), a los dos recortes estatales se suma el de la Comunidad de Madrid y tememos que haya otro interno en la UCM.
Como ya sabrán muchos de los lectores porque anda circulando por ahí, es especialmente indignante oír las declaraciones denigrantes sobre los empleados públicos por parte del Secretario de Estado de Administraciones Públicas, alguien que lleva desarrollada toda su carrera "profesional" percibiendo un sueldo de las arcas públicas sin haber realizado una sola oposición.
En definitiva, suscribo aunque no sea miembro el comunicado de FEDECA. Yo no quiero cobrar por no hacer nada, no quiero vivir del cuento y quiero sentir que el dinero que ha salido de todos los ciudadanos para pagar mi sueldo me lo he ganado, aprendiendo cosas nuevas para seguir siendo útil en mi puesto de trabajo y tratando de que mis "clientes" (que, en mi caso, son además compañeros de profesión, ya que apenas tengo contacto directo con personal ajeno a la administración) se sientan bien tratados. Y, por mi experiencia como administrado, creo honestamente que la mayoría de los empleados públicos buscan lo mismo.
Cafres habrá siempre en todas partes, en la función pública y en la empresa privada. Pero creo que el sentimiento general es que donde más fácil es encontrarlos hoy en día es, precisamente, en la esfera política de todo signo.