Me pilló trasmano el interesante diálogo sobre la revolución dospuntocerista en las AAPP de K-Goverment. Toda una demostración del poder de convocatoria de uno de los sitios de Internet más inteligentes que conozco y que más han cambiado mi vida. Y no lo digo por hacer la pelota a Carlos Guadián, sino porque de su mano entre en contacto con este diálogo continuo que es la blogosfera pública.
Y me pilló a trasmano, porque andaba enfrascado en otra lectura interesante, los primeros capítulos de "Here comes everybody", escrito por Clay Shirk. El libro, por lo que llevo, es superior a la hora de explicar la revolución 2.0 de la sociedad que "Wikinomics".
Andaba, concretamente, enfrascado en el tercero de los capítulos en que analiza como los medios de comunicación andan perdidos en toda esta revolución, desde los periódicos a las discográficas. ¿Somos las Administraciones otros naufragos del 2.0? Pues tenemos bastantes papeletas para llegar a serlo si seguimos el razonamiento del autor.
El autor, achaca la causa del naufragio 2.0 de periódicos y discográficas en que no supieron entender que alguien que producía de modo no profesional lo que ellos hacían de modo profesional pudiese cambiar su existencia. ¿No nos está pasando eso ya? Hay tenemos los foros de participación dónde los ciudadanos opinan, a nuestras espaldas, de los proyectos de la Administración ante la rigidez de los cauces de diálogos que proporcionamos. Hay tenemos los colectivo sociales que (en otros países) dan servicio de cara al cliente como canal alternativo a las Oficinas de Atención al ciudadano.
Las profesiones, y ser funcionario es una profesión, sólo tienen sentido en la medida que son capaces de resolver un problema. Si el problema que tenemos que resolver es prestar servicios a los ciudadanos habiendo escuchado los problemas que nos plantean, y dejamos de resolverlo, estamos abocados al fin. Podremos convertirnos en los próximos naufragos del 2.0.
Los medios sociales 2.0 pueden ser una herramienta que nos ayude a hacer realidad el diálogo continuo con el ciudadano, estar más cerca de sus inquietudes. Pero la herramienta no estará presta a que la cojamos por siempre, y si nosotros no lo hacemos, otros lo harán y quedaremos condenados al basurero de la historia, que decía el filósofo. Y si no nos lo creemos, es que no hemos aprendido de lo que les pasó a las discográficas por no querer hacer uso de Internet como medio de distribución.
Salvémonos el naufragio y encaminémonos a por los salvavidas.
El problema radica en que hay quien se cree que a los clientes de la Administración no les queda otra que "tragar". A quien no siente amenaza alguna por que otros ofrezcan los servicios que debería prestar la Administración. A quien no siente la amenaza de que cuando la Administración se demuestre incapaz de satisfacer las necesidades de la ciudadanía se habrá demostrado su prescindibilidad. A quien se encuenta anquilosado en la estabilidad y seguridad del procedimiento administrativo. Y me temo que estos quiénes son fuertes y poderosos.
ResponderEliminarPlanteas una interesante cuestión, que es cuál debe ser el papel de la Administración en la prestación de los servicios públicos electrónicos del futuro. No creo que seamos prescindibles, sino que hemos pasar a prestar servicios básicos (los procedimientos administrativos) y facilitar el florecimiento de otros servicios (una vía es el desarrollo de los resultados del proyecto APORTA que anteriormente comentamos). Cada uno tiene su opinión, pero el ejemplo británico es, en mi opinión, el más cercano a dónde debemos llegar en el futuro.
ResponderEliminarUna interesante reflexión acerca de la evolución del papel del intermediario derivada de la entrada del 2.0 la ha publicado en estos días Seth Godin (ver http://sethgodin.typepad.com/seths_blog/2009/03/where-have-all-the-agents-gone.html). El resumen es que solo el intermediario que aporta valor sobrevivirá. No veo porqué ha de ser distinto para la labor de intermediación que en la consecución del interés general juega la Administración. Cierto que es una visión a largo plazo, pero un punto dónde se llegará.
Yo también estoy leyendo el libro y conicido mucho con los planteamientos. Me ha hecho gracia el paradógico precedente que se introduce en el libro sobre la loa a la labor de los copistas amanuenses que se difundió gracias a la imprenta.
ResponderEliminarEn el fondo no se trata solo de aportar valor, se trata que el valor aportado ofrezca dimensiones comparativas respecto al resto de procedimientos que lo generan.
Se ve en el caso de los copistas y la imprenta, ambos aportan valor, pero la relación de coste a valor equivalente se decanta claramente a favor de la imprenta.
¿y acaso no sucede lo mismo, por ejemplo con los blogs y la prensa escrita? Hay blogs con un nivel de calidad equivalente al del mejor de los medios, y en lo que se refiere a su acceso por internet ambos conceptos están a un click de distancia. Y la relación de coste a valor es quizá una de las métricas que hace reflexionar a quienes se plantean de forma estratégica la evolución de los medios de comunicación.
Quizá en el marco de las administraciones públicas ese es el cambio que se está cociendo: ¿qué nuevas herramientas están apareciendo que permiten a un ayuntamiento con 10 funcionarios dar un nivel de servicio equivalente a otro con 1000?
La verdad es que es un libro muy ilustrativo. Lo conocí por Andrés, y contiene comparaciones muy ilustrativas para ayudar a comprender qué es la cultura 2.0 y en que consiste el cambio que nos trae.
ResponderEliminarA mi la que me gusta es la relacionada con la inevitabilidad del cambio social, cuando compara la revolución dospuntocerista con los cambios en la Europa del Este en 1989. La cultura 2.0 ha de imponerse porque al igual que las revoluciones clásicas (francesa, rusa, 1989, ...) es una revolución de las bases.
En estas revoluciones se identifica tres fases:
1) Cuando todo el mundo sabe que hay un problema
2) Cuando todo el mundo sabe que todo el mundo sabe que hay un problema
3) Cuando todo el mundo sabe que todo el mundo sabe que todo el mundo sabe
Con cada uno de esos saltos de conocimiento, aumenta el apoyo y el cambio se hace más inevitable. Algo similar al "A mi no me digas que no se puede" de una entrada anterior.
Provocador, sin duda. El artículo y el concepto. No lo descarto. Lo tengo que pensar.
ResponderEliminarDe todos modos hace tiempo que estoy convencido de que la Administración Pública necesita una profunda reforma. No sé qué papel puede jugar el concepto 2.0 en esa reforma. ¿Será la forma o el fin?.
Es posible incluso que desaparezca, al menos tal como la conocemos hoy día. ¿La vuelta al servicio civil?. ¿Una administración del voluntariado?.
Pero no deberíamos de ponernos a la defensiva. No somos las víctimas. Somos el cambio.