Ayer, el Parlamento Europeo rechazo la directiva encaminada a permitir las 65 horas de jornada laboral a la semana. Un primer triunfo, pero no el momento de bajar la guardia, el complejo sistema de codecisión entre el Consejo y el Parlamento tutelado por la Comisión aún podría permitir que la medida saliera adelante. Que no aprovechen la crisis para aplicarnos la doctrina del shock.
Walls come tumbling down!
Estoy totalmente de acuerdo contigo. El hecho de que se hable de una jornada de 65 horas (aunque no haya salido adelante) es preocupante. Creo que ni siquiera debería haberse planteado.
ResponderEliminar[...] fuera por los antecedentes. Sólo basta recordar los intentos por implantar la jornada de 65 horas rechazadas en el último trámite, para echarnos a temblar. No tranquiliza un posible poder reglamentario de las fuerzas neoliberales [...]
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