Toda política pública es objeto, valga la redundancia, de la acción política. Empleo, Vivienda, Sanidad, Defensa, ... Su importancia para la Sociedad queda reflejada por el hueco que tienen dentro los programas electorales, dentro de la acción política que desarrolla cada una de las distintas alternativas partidistas. Quizás hemos llegado al momento en que el Gobierno Electrónico comienza a ser objeto de una más acentuada acción política.
Apoyándome en la bitacora de Rafael Chamorro, he revisado el espacio y contenido que ocupó el Gobierno Electrónico en la última confrontación electoral de Marzo de 2008. Tanto el programa electoral del PSOE como del PP, se centraban en potenciar el Gobierno Electrónico como símbolo de eficiencia. Si bien el actual partido de la oposición desarrollaba más su propuesta, los programas electorales son perfectamente intercambiables, pocas menciones a un Gobierno Electrónico más inclusivo, ninguna a su utilización como herramienta de participación ciudadana.
La escasa importancia real del Gobierno Electrónico como política pública que le daban las dos opciones electorales mayoritarias, quedo reflejada también en el espacio dedicado en los debates televisados. Ni en el primer debate, ni en el segundo debate entre los candidatos, mereció el Gobierno Electrónico una mención. Como mucho, se atrevían a hablar (que no a debatir) de Internet y la Sociedad de la Información, que además uno de los candidatos se empeño en llamar Sociedad de la Telecomunicación.
Uno de los impactos del fenómeno Obama es que esto ya no va a poder seguir siendo así. Hace unos días dialogábamos sobre el tema con motivo de la encuesta sobre el impacto de las políticas 2.0 de Obama sobre nuestros políticos. Aunque no lo mencioné, fue un tema que salió de modo tangencial también en el evento de "Visiones del Gobierno Electrónico 2020" del que hablé hace ya unos meses. Los políticos habrán de fijar claramente que aspectos priorizarán y en que grado dentro de su política de Gobierno Electrónico:
- Eficiencia vs Eficacia
- Satisfacción de la presunta mayoría vs Inclusividad
- Información vs Transparencia
- Propaganda vs Rendición de cuentas
- Cautividad de los Servicios vs Capacitación para el Desarrollo de Servicios
Son ingredientes que, combinados en distinta medida darán lugar a distintos escenarios presupuestarios y distintos modelos de sociedad para el siglo XXI. Son ingredientes que habrá que analizar como cada candidato pretende hacer uso de los mismos antes de decidir nuestro voto.
Estoy de acuerdo en el escepticismo frente a los políticos. Efectivamente, no son más que eso, políticos, y como dijo el viejo profesor, las promesas electorales las hacen para no cumplirlas. Pero sólo la politización del Gobierno Electrónico permite un avance real en el mismo, mediante la competencia entre las opciones ideológicas y la demanda de los ciudadanos por que las defienden sean fieles a lo que prometen. Mientras la politización del Gobierno Electrónico no se alcance, mientras no sea un campo más de la contienda electoral, significará que no importa a los ciudadanos, significará que no merece la preocupación de quién ha de ejercer el liderazgo en su implantación. Y mientrás no importe a los ciudadanos, los políticos podrán incumplir o no ser totalmente fieles a sus promesas al respecto con impunidad.
La pregunta es qué perdemos mientras la politización del Gobierno Electrónico no se produzca. Creo que la respuesta es obvia, dejaremos de avanzar hacia un Gobierno transparente, colaborativo y participativo, destino en pos del cual el Gobierno Electrónico es un compañero ineludible de camino; estará más lejos el Gobierno Abierto que el otro día recordaba Iñaki Ortiz o Juan Varela.
[...] marcar una diferencia importante en la percepción que los ciudadanos tienen de la cosa pública. Como nos recuerda Andrés Nin en su blog, no es lo [...]
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