A través de los vientos digitales me llega la noticia de la creación de un centro de I+D virtual por parte de Telefónica. Es una prueba más (por si se necesitaba) de cómo las TIC revolucionan los modelos de trabajo y de colaboración.
El principio de cooperación es uno de los elementos rectores entre las Administraciones Públicas (Art 3.1 de la ley 30/1992). Un ejemplo de la materialización legal de este principio cercano a los lectores habituales de esta bitacora es el capitulo II de la Ley 11/2007, que define la "Cooperación en materia de interoperabilidad de sistemas y aplicaciones". En la práctica, ello se materializa en una maraña de órganos colegiados y grupos de trabajo, en los cuales los empleados públicos llevamos a cabo esta cooperación.
A pesar de los antecedentes expuestos en el párrafo anterior, y de la revolución en los modelos de colaboración derivados de las TIC, en general, y de la Web 2.0, en particular, nuestros modos y medios de colaborar siguen anclados en los paradigmas 1.0. Claramente, hay medios difíciles de aplicar por el elevado número de interlocutores generalmente implicados (un ejemplo es la videoconferencia), pero, ciertamente, podriamos ir más allá del intercambio de e-mails seguido de reunión presencial como medio de cooperación. Claramente es este un modelo:
- Ineficiente en tiempo, que tiende a hacer eternos los debates sobre aspectos complejos (vease como ejemplo los desarrollos reglamentarios de la Ley 11/2007 que van para dos años)
- Dónde las responsabilidades se diluyen, difuminándose el registro de lo dicho o lo callado
- Limitador de la agregación de conocimiento, derivado de las restricciones que tiempo y espacio marca sobre el posible número de actores que puede intervenir por cada unidad administrativa
El uso que estamos haciendo de la tecnología no busca cambiar el modelo de colaboración, sino soportarlo. La complejidad de la activación del modelo hace que sólo sea utilizado en escenarios macro (las necesidades políticas) y no en los escenarios micro (lasnecesidades operativas), autolimitando el alcance de la cooperación.
El modelo de centros virtuales ha sido puesto en marcha por Telefónica, pero también por Administraciones de otros paises. Aquí, una vez más, la propuesta viene de las Islas Británicas con las Comunidades de Práctica de Entidades Locales. La creación de centros virtuales de cooperación administrativa (entre sí, pero también con los ciudadanos) es una extensión lógica a los convenios de cooperación y los medios utilizados por los órganos colegiados.
Una vez más, la tecnología está a nuestro alcance y sólo falta la voluntad (política). La creación de los mismos, además, incrementaría nuestra productividad y mejoraría el ambiente laboral. La Administración 2.0 ha de ser user-driven, pero también employee-centric.
[...] Creación de centros virtuales de cooperación administrativa [...]
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