Los debates evolucionan de forma silenciosa. Hace unas semanas me cruce con una noticia y un documento procedentes del gobierno UK relativos al
offshoring. Dentro de la política de recorte del gasto de las
Administraciones Públicas, la radical externalización de las TIC más
allá de las fronteras nacionales comienza a ser una opción.
Hace poco más deuda década, las organizaciones en España se planteaban o no la conveniencia de adoptar el outsorcing de las funciones TIC siguiendo los modelos que llegaban del mundo anglosajón. El resultado está sobre la mesa, el sector de los servicios TIC se ha consolidado. El porcentaje de empleados TIC en las organizaciones es radicalmente bajo en comparación con su grado de automatización. Ha triunfado el mensaje, a mi juicio erróneo, de considerar las TIC como algo externo al núcleo del negocio. Las organizaciones dependen cada vez más de las TIC y su conocimiento de las mismas es cada vez menor, ello lleva a un uso ineficiente, arrastrado cada vez más por factores externos que por necesidades internas. Ello también es así en las Administraciones Públicas. Mientras el porcentaje de tramitaciones electrónicas comienza a alcanzar valores de aceptación social del cambio digital (51% para ciudadanos y 82% para empresas en la AGE según datos del OBSAE), el porcentaje de empleados públicos TIC no supera el 2,66% según informe REINA de 2008.
No conviene gastar energías en debates superados. Uno ha de aceptar la derrota de sus tesis. El outsourcing TIC, para desgracia de las organizaciones, ha ganado la batalla. Se abre ahora este nuevo frente, el offshoring o outsourcing internacional. Es una consecuencia lógica de la globalización. Puestos a externalizar una función de mi organización en un mercado global, lo hago al mejor postor dentro del mercado global. Se profundiza en el error, el conocimiento de las TIC se lleva fuera de país. Los puestos de trabajo del sector clave en la sociedad de la información se consolidan fuera del país o a coste de trabajo basura. Existen límites para aplicarlo en la Administración (protección de datos personales, normas de contratación, reglas del procedimiento administrativo, ...), pero como demuestra el documento británico, nada que no pueda superarse si se estudia con cuidado.
Supongo que, ahora, los empresarios del sector tan defensores del outsourcing dirán que eso no es posible, que eso no vale, que como van a quitarles el queso a ellos. Pues ha llegado la hora. Tanto vender que las TIC son una commodity que nos lo hemos acabado por creer. Y ahora, ¿qué?
Hace poco más deuda década, las organizaciones en España se planteaban o no la conveniencia de adoptar el outsorcing de las funciones TIC siguiendo los modelos que llegaban del mundo anglosajón. El resultado está sobre la mesa, el sector de los servicios TIC se ha consolidado. El porcentaje de empleados TIC en las organizaciones es radicalmente bajo en comparación con su grado de automatización. Ha triunfado el mensaje, a mi juicio erróneo, de considerar las TIC como algo externo al núcleo del negocio. Las organizaciones dependen cada vez más de las TIC y su conocimiento de las mismas es cada vez menor, ello lleva a un uso ineficiente, arrastrado cada vez más por factores externos que por necesidades internas. Ello también es así en las Administraciones Públicas. Mientras el porcentaje de tramitaciones electrónicas comienza a alcanzar valores de aceptación social del cambio digital (51% para ciudadanos y 82% para empresas en la AGE según datos del OBSAE), el porcentaje de empleados públicos TIC no supera el 2,66% según informe REINA de 2008.
No conviene gastar energías en debates superados. Uno ha de aceptar la derrota de sus tesis. El outsourcing TIC, para desgracia de las organizaciones, ha ganado la batalla. Se abre ahora este nuevo frente, el offshoring o outsourcing internacional. Es una consecuencia lógica de la globalización. Puestos a externalizar una función de mi organización en un mercado global, lo hago al mejor postor dentro del mercado global. Se profundiza en el error, el conocimiento de las TIC se lleva fuera de país. Los puestos de trabajo del sector clave en la sociedad de la información se consolidan fuera del país o a coste de trabajo basura. Existen límites para aplicarlo en la Administración (protección de datos personales, normas de contratación, reglas del procedimiento administrativo, ...), pero como demuestra el documento británico, nada que no pueda superarse si se estudia con cuidado.
Supongo que, ahora, los empresarios del sector tan defensores del outsourcing dirán que eso no es posible, que eso no vale, que como van a quitarles el queso a ellos. Pues ha llegado la hora. Tanto vender que las TIC son una commodity que nos lo hemos acabado por creer. Y ahora, ¿qué?
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