El pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla. Y en España solemos, si no ya desconocerla, si al menos ser de floja memoria. Cada vez que hemos aplazado debates, cada vez que hemos bajado los ritmos de los cambios, ello ha acabado en retroceso generalizado de los puntos de progreso alcanzados.
Hace 74 años, sucedio la última revolución española. Anarquistas y trostkistas se echaron a las calles de Barcelona pidiendo hacer la revolución al mismo tiempo que se luchaba contra el fascismo. Fueron derrotados y exterminados por aquellos que anteponían la victoria en la guerra contra el fascismo al inicio de la revolución. Se creó desencanto entre parte de los que hacían la guerra contra el fascismo. Al final se perdió la guerra y no se hizo la revolución.
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