Suelo utilizar en esta bitácora el recurso de la serie para abordar algunos temas. La realidad de las TIC en las AAPP es poliédrica, y generalmente cualquier aspecto permite distintas miradas y requiere ser revisitado. Ello es particularmente cierto para los paradigmas más recientes en el tiempo. Las medias verdades alrededor del Cloud Computing es uno de esos casos.
Un argumento de venta de los servicio Cloud Computing es su eficiencia energética, y con ella su contribución a la lucha contra el cambio climático. Quizás lo primero sea cierto, aunque ello no se deba propiamente al concepto de Cloud Computing sino a la mejora de componentes, es más discutible que lo segundo sea siempre una consecuencia indiscutible.
La mera acumulación de necesidades de procesamiento reduce el consumo de energía, y con ello relaja momentáneamente la huella medioambiental. Pero es sólo eso, un alivio momentáneo. Y es que el cáncer no se cura con aspirinas, reducir la metástasis no sirve sino se extrae de raíz. En el caso de la energía, ello supone un cambio en el mix energético que alimenta los CPD que sirven los recursos Cloud Computing. Como pone de manifiesto un reciente informe de Greenpeace, esto no es siempre cierto.
El informe de la Fundación Ideas sobre Cloud Computing dejaba el trasfondo de la necesidad que las AAPP lideren la evolución a este modelo computacional. Probablemente es correcto, pero si ya los aspectos de seguridad recomendaban un modelo de cloud privada de uso exclusivo para las AAPP, el compromiso con el medioambiente refuerza esta tesis. Creando los propios recursos cloud de las AAPP, desarrollando una red de Data Centers para optimizar el uso que hacemos de las infraestructuras TIC, podemos al mismo tiempo exigir a los proveedores una alimentación energética limpia de los mismos.
Una razón más para una G- Cloud de las AAPP españolas.
Un argumento de venta de los servicio Cloud Computing es su eficiencia energética, y con ella su contribución a la lucha contra el cambio climático. Quizás lo primero sea cierto, aunque ello no se deba propiamente al concepto de Cloud Computing sino a la mejora de componentes, es más discutible que lo segundo sea siempre una consecuencia indiscutible.
La mera acumulación de necesidades de procesamiento reduce el consumo de energía, y con ello relaja momentáneamente la huella medioambiental. Pero es sólo eso, un alivio momentáneo. Y es que el cáncer no se cura con aspirinas, reducir la metástasis no sirve sino se extrae de raíz. En el caso de la energía, ello supone un cambio en el mix energético que alimenta los CPD que sirven los recursos Cloud Computing. Como pone de manifiesto un reciente informe de Greenpeace, esto no es siempre cierto.
El informe de la Fundación Ideas sobre Cloud Computing dejaba el trasfondo de la necesidad que las AAPP lideren la evolución a este modelo computacional. Probablemente es correcto, pero si ya los aspectos de seguridad recomendaban un modelo de cloud privada de uso exclusivo para las AAPP, el compromiso con el medioambiente refuerza esta tesis. Creando los propios recursos cloud de las AAPP, desarrollando una red de Data Centers para optimizar el uso que hacemos de las infraestructuras TIC, podemos al mismo tiempo exigir a los proveedores una alimentación energética limpia de los mismos.
Una razón más para una G- Cloud de las AAPP españolas.
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