miércoles, 26 de agosto de 2009

El torbellino estético

Estética e imagen, el aspecto externo, juegan un papel lamentablemente  cada vez más importante en nuestra realidad cotidiana. Su valor se manifiesta en todas nuestras actitudes, y nadie estamos libres de tener una viga en el ojo propio. Pero si hay un ámbito dónde su peso sea excesivo es en el mundo laboral. Nuestras empresas se deshacen de lo viejo, no sólo por costes sino también por estética. A nadie le gusta estar en riesgo de ser asociado con lo obsoleto.


En la Administración, no nos libramos de las vigas en nuestros ojos. No nos deshacemos de lo obsoleto, lo guardamos en el trastero. Todos conocemos casos a nuestro alrededor de alguien que, en un momento u otro, ha pasado su época en la sombra. En general, por no coincidir con la ídea estética del interino (lease político o asimilado) de turno. Y tampoco debiera extrañarnos, el origen de todo cambio está en parte en la estética, toda reestructuración política tiene un componente de objetivos de imagen que se propagan a lo largo de la cadena. Pero el que no deba extrañarnos, no significa que no duela la visión del conocido, amigo o no amigo, que por una razón u otra se ve absorbido por el torbellino estético.


El torbellino estético no es sólo un temor de los empleados públicos, no es más que otra muestra del efebismo social.

2 comentarios:

  1. Creo, Gabiotillo, que en la empresa privada sí puede prevalecer la estética sobre la experiencia (no es lo mismo sentar en atención al público a una persona joven, bien estiradita, que a otra arrugada, gorda y fofa); sin embargo, en la Administración pública esa sustitución de unas personas por otras viene dada por el capricho de esos "interinos" de turno, como bien dices, que piensan que si no estás con ellos es porque estás contra ellos. Nada más lejos de la realidad. A algunos políticos y directivos les cuesta comprender que los funcionarios públicos solemos ser profesionales y que nos gusta cumplir con nuestra obligación y que nos da igual quién gobierne (a no ser que nos hagan la vida imposible, claro está).

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  2. ¿Y que es sino estética el capricho del interino? No toda estética es de edad, es en general no adecuarse a la imagen de uno u otro tipo que quiera darse de la gestión política de las unidades administrativas. La primacía de la estética sobre la valía profesional.

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