Llevo unos días leyendo sobre el modelo Cloud-Computing. Como en todo, nunca termino de profundizar lo que deseara y no hago más que acercarme a ello de modo intermitente. Tecnológicamente, no creo que sea algo novedoso, excepto en lo necesario para hacer viable de modo masivo el mundo del mainframe y el hosting, no deja de ser avanzar por sendas ya andadas. Es más importante su impacto en el funcionamiento de AAPP y en la sociedad.
El Cloud-Computing nos lleva al desarrollo extremo de los servicios compartidos. Da lugar a un escenario en que las excusas para utilizar infraestructuras y aplicaciones comunes se convierten en defensa de reino de taífas. Tarde o temprano el ciudadano pasará factura a aquellos que se aferren a las ineficiencias.
Pero entrar en el mundo de los servicios compartidos y la escalabilidad sin límite prometida por el modelo nos lleva a replantearnos aspectos de cómo funcionamos. ¿Cómo aceleramos los ciclos de adquisición para adaptarlos a la celeridad de la provisión facilitada por el modelo? ¿Cuál ha de ser el rol de las unidades TIC dentro del modelo? Son algunos interrogantes que van más allá del interrogante básico de la elección entre una nube externa o una nube administrativa.
Las elecciones dentro del ámbito de la AAPP acerca de cómo adoptar el modelo lleva también a implicaciones sobre la sociedad a la que sirven. La elección de proveedores geográficamente lejanos de servicios en la nube, lleva a la deslocalización de la industria TIC, con lo que ello conlleva de empobrecimiento social. Tampoco todas las opciones pueden llegar a satisfacer los requisitos de privacidad necesarios para los servicios de las AAPP. Finalmente, el control absoluto sobre la nube le permite a las AAPP ofrecer valiosos servicios tecno-sociales a la ciudadanía, en especial a PYMEs.
En definitiva, cuando elijamos entre los dos parámetros que caracterizan a al cloud-computing, quién nos ofrece los servicios y con quién los compartimos, las AAPP no estamos exentos de estar tomando una decisión que afectará al modelo de sociedad al que nos encaminemos. No sólo hemos de guiarnos por el cortoplacismo economicista.
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