domingo, 22 de marzo de 2009

Mi encuentro con Norma Desmond

Rosa, Andrés te debía un post de un diálogo anterior. No sé si esto era lo que esperabas, pero a ver si le das por saldada la deuda, aunque sea de modo colectivo como blog. Por lo pronto, abrimos con la entrada la saga de personajes con los que nos encontramos en el día a día.


El CINE, con mayúsculas, y aún visto en casa en formato divx, es una de mis pasiones. Y entre mis personajes favoritos figura Norma Desmond. Así, a bote pronto, quizás haya muchos que no sepan de quien hablo, es ese entrañable personaje de la actriz que se resiste a caer en el ólvido de la película "Sunset Boulevard" ("El crepúsculo de los Dioses"). Lo que jamás supuse, es que llegaría a conocerla personalmente. En realidad, son más de una las Norma Desmond con las que me he encontrado en estos meses en la Administración General del Estado.


Norma Desmond está presente en todas partes. Norma te recuerda continuamente, en todas y cada una de sus encarnaciones, que ella no está allí para hacer nada en especial, sino simplemente porqué se lo merece. La realidad puede cambiar a su alrededor, pero sino le pide permiso para ello el cambio no ha existido, y si ha existido peor para él. Y esa es su segunda característica, su inercia a seguir haciendo lo que siempre ha hecho, no importa que nadie se lo pida o que de órdenes o entregue resultados a una silla vacía. Norma siempre ha hecho eso y lo seguirá haciendo en un bucle infinito.


Lo triste, no es que Norma sea uno de esos muchos compañeros que van todos los días al pupitre a leer la prensa. Lo triste, es que me cuentan que Norma es también el nombre de muchos de nuestros líderes pasados, presentes y futuros. Los primeros, porque unos días pasaron unas pruebas selectivas; los segundos, porque un día gano su partido. No esperes de ninguna de ellas más que el continuo recuerdo de lo mucho que merecen estar en su sitio. Tan sólo traerla de nuevos los focos podría sacar algo de valor de ella. Eso nos costaría demasiado como para que valiera la pena, así que, al final, decidimos dejar a Norma sentada en su rincón hablando con sus recuerdos.



Gracias a Dios, el número de Norma Desmond no es tan elevado como pareciera, pero se hace notar, y dan lugar a generalizaciones de carácter lamentable tal y como Andrés denunció hace unos días.


1 comentario:

  1. Gracias, Gabiotillo, por este post. Sí, doy por saldada la deuda. No he visto la película a que haces referencia pero después de leer este artículo me está picando la curiosidad por conocer a Norma Desmond.

    El inmovilismo a que se refería Andrés Nin es uno de los principales problemas a que se enfrenta la Administración pero, a veces, ese inmovilismo es propiciado por intereses partidistas, clientelistas y otros similares (lo que ocurre es que quieren que creamos que somos los funcionarios los que no queremos movernos y no siempre es así).

    Por cierto, me ha gustado mucho el paralelismo entre Norma Desmond y algunas personas que trabajan en la Administración. Muy bueno. A Norma también me la he encontrado en la Administración Local ...

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