En los foros físicos y virtuales del Gobierno Electrónico, nos solemos preocupar con reiterada frecuencia de qué nos falta para ser una Administración 2.0. El ejercicio refleja una loable preocupación por la mejora continua, pero también un narcisismo significativo. De nada sirve la Administración 2.0 sin una Ciudadanía 2.0.
Parto de la base que la Ciudadanía 2.0 estará compuesta de Ciudamistradores, y digo estará porqué no creo que aún hayamos conseguido el nacimiento de los mismos, al menos en este país. La construcción de la Administración 2.0 pasa necesariamente por promover esta nueva clase de ciudadanos, en crear el entorno para ello y eliminar las barreras políticas que impiden su advenimiento. De nada sirve crear servicios para la participación sin haber audiencia que participe.
Quizás esté pasando por la etapa de desencanto al respecto de mis expectativas al respecto de una Administración 2.0, pero cada día acreciento mis dudas al respecto de la preparación de este país para ello. Y mis dudas se cimientan en no encontrar Ciudamistradores a mi alrededor. ¿Pero se quiere que existan? ¿pueden existir? Asistí recientemente a una conferencia de Carolyn Lukensmeyer, presidenta de AmericanSpeaks. En ella, la activista americana hablaba de la necesidad de desarrollar la infraestructura necesaria para hacer florecer la ciudadanía participativa. Esta infraestructura la veía como una combinación de los siguientes ingredientes:
- Legislativo, basado en uns instituciones de amplia representación que creen el entorno legal apropiado
- Físicos, disponiendo de espacios dónde la ciudadanía pueda hablar en libertad y dialogar sin intermediarios
- Tecnológicos, dotando a la sociedad de las infraestructuras de comunicación de banda ancha y los medios de identificación electrónica que les permita hacer del mundo visrtual un entorno de participación y colaboración
- Humanos, facilitando la creaciónde una red de habilitadores del diálogo basado en el voluntariado
- Organizativo, contando con asociaciones realmente representativas y basadas en si mismas en la participación
- Medios de comunicación, que sean honestos y sepan dar visiones sinceras de la realidad a los ciudadanos, alejadas de intereses espureos
- Educación, incorporándo a los curriculum de los sistemas de enseñanza básica los elementos que permitan comprender las responsabilidades de participación derivadas de los derechos ciudadanos
Una revisión del estado de estos componentes en nuestro país, no llama al optimismo, y quizás explica el desencanto generalizado y porqué no existe más demanda de una Administración 2.0. De acuerdo que quizás estén comenzando a surgir. La reciente rebelión contra la disposición final del anteproyecto de Ley de Economía Sostenible o el grupo de ciudadanos que coordinados a través de Facebook han llevado una conocida político a los tribunales, invitan al optimismo. Pero demandas más allá de las realizadas (que a muchos suenan a "protestan porque les quitan las pelis y CDs gratis") han de realizarse desde la ciudadanía. Petición de la liberación de datos públicos, de una ley de acceso a la información pública o de una ley de democracia participativa que gire entorno al canal electrónico han de ser incorporadas al movimiento. Habremos de pensar que no existe una Administración 2.0 simplemente porque faltan los clientes para ella.
Me parece una reflexión muy interesante.
ResponderEliminarPero para romper el círculo vicioso de "no hay participación / no se fomenta la participación" lo más viable parece empezar por lo segundo y esperar lo primero.
Y conste que yo mismo, en mi versión de ciudadano, soy más bien 1.0.
Muchas veces tengo la sensación de que las ideas 2.0 son algo completamente ajeno a la mayoría de la población. Los que se pegan a diario en una ventanilla, teléfono u ordenador para hacer sus gestiones.
Que lo que verdaderamente le importa a la gente es que la gestión de su trámite sea rápida y eficaz.
Que el dinero está mejor gastado en una Administración 1.0 que funcione bien y no en proyectos 2.0 cuyo interés práctico es mucho más difuso.
Hoy me he levantado con el pie crítico.
En general, estoy de acuerdo contigo. Si ya la población de los países avanzados tienen poca tendencia a participar de modo activo en la vida democrática, este país carece además de una tradición asociativa propia de las latitudes más nórdicas. Ello no implica que no haya que fomentar que los ciudadanos se involucren en el diseño de políticas y servicios públicos.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo, y es un error generalizado, en mimetizar los proyectos 2.0 con un Gobierno 2.0. Los hay que sí y los hay que no. Es el problema de ciertas terminologías que usamos.
Yo también vengo crítico hoy.
ResponderEliminarCon ser muy cierto lo que comentas, la conclusión final me parece una justificación de las AAPP al volcar completamente el peso de la responsabilidad en los ciudadanos. Y las Administraciones Públicas tienen una gran tarea que realizar. Empezando por lavar su imagen. Me explico.
Es imposible cambiar de la noche a la mañana la desconfianza histórica de los ciudadanos hacia las administraciones públicas. En parte está en el ADN de nuestra cultura latina, de nuestras carencia endémica de civismo. Y por otra parte siglos de vuelva a usted mañana y de tratar como siervos a los ciudadanos, han formado en el imaginario colectivo un estereotipo que es imposible en desterrar en ¿cuatro? ¿cinco años?. Porque no llevamos mucho más tiempo hablando de gobierno abierto. La tarea de convencer a la ciudadanía de la eficiencia y buena disposición a escuchar y colaborar por parte de las AAPP va a llevar muchos años más. Y éstas deberán insistir una y otra vez con paciencia y perseverancia a prueba de fracasos puntuales.
Me parece significativo el caso de la revuelta contra la Ley de Economía Sostenible pero no representativo para nada de nuestra sociedad en su conjunto. Independientemente de la bondad de la causa, que no es el tema, un apoyo tan generalizado sólo se explica en España por lo fácil que resulta conseguir adhesiones a causas que benefician al bolsillo de los seguidores. Y también en la capacidad de generar ruido de la élite internetera. Lo cual, dicho sea de paso, sí lo veo como un avance real.
Y con compartir la mayoría de las propuestas de Carolyn Lukensmeyer, deberíamos huir de planteamiento ilusos como pedir a los medios de comunicación honestidad y visiones sinceras de la realidad.
Pues creo que estamos de acuerdo en todo lo que expones. La falta de participación ciudadana, por medios electrónicos o presenciales, es una carencia de éste país. ¿que las AAPP han de favorecer el cambio? Creo que también es obvio que opinamos igual, a ver quien va a favorecer si no que aparezca la infraestructura de la que habla Lukensmeyer. Y de la opinión de la revuelta contra la LES, veo que estamos en el mismo lado de los heteredoxos y políticamente incorrectos al respecto de los matices de la misma. Lo único que ha servido es para demostrar que a veces existe vida en este país.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con tus dudas. Yo también las tengo y las reflejé en algun post: http://i-publica.blogspot.com/2009/04/el-ciudadano-20-imperfecto.html
ResponderEliminarPues creo sinceramente que es más un problema de oferta que de demanda. No hay -ni está previsto hacer- una administración 2.0, que querría decir que los ciudadanos participan, evolucionan, "viven" con ella. Participación, transparencia... no son conceptos que las administraciones acepten así como así. Aún así, los trámites electrónicos serán un paso adelante enormemente positivo, pero no es la entrada en el "doscerianismo" con el que a veces se etiquetan estos avances desde las administraciones.
ResponderEliminarY ya estamos en la pescadilla que se muerde la cola. ¿Es antes la oferta o la demanda? En mi opinión, el uso de cualquier recurso público, es necesaria una demanda ciudadana. Si no existe la demanda ciudadana, los servicios no se desarrollan. Es la necesaria politización del Gobierno Electrónico de la que ya escribí hace un tiempo
ResponderEliminarhttp://apunteselectronicos.wordpress.com/2009/02/06/la-politizacion-del-gobierno-electronico/
[...] la impresión que como se interroga Andrés correctamente, es posible que la ciudadanía preocupada en otros asuntos del día a día, o distraída por las [...]
ResponderEliminar[...] casual que alguien se digne a espetar que probablemente no existe una eAdministración acorde cuando la demanda de eAdministración no existe, en clara referencia a la escasa exigencia de los [...]
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