martes, 20 de julio de 2010

La co-producción de servicios públicos (III)

Hace ya un tiempo desde la entrada anterior de esta serie intermitente. Retomo la misma días después de un evento en el cual representantes de distintos gobiernos contaban experiencias nacionales alrededor de la co-producción, tras algunas de las cuales se adivinaba el principal de sus riesgos: el rapto ideológico de la co-producción de servicios públicos por las tesis neoliberales.


Valga como ejemplo ilustrativo de las mismas las expuestas por un país de la Europa del Este, ambas alrededor del área de la seguridad ciudadana. La primera de ellas, describía como parte de los medios técnicos para potenciar los niveles de seguridad en un área conflictiva eran aportados por los ciudadanos, que "voluntariamente" decidían incluir cámaras de vigilancia de su bloque de viviendas en la red de observación de la policía. La segunda de ellas, era la dotación de medios a partrullas ciudadanas autoconstituidas en grupos étnicos de difícil integración social para la vigilancia y desarrollo de otros servicios (e.g. limpieza). No es difícil adivinar, como ambas conducen a la creación de desigualdades en servicios públicos esenciales y a su rapto potencial por grupos de interés.


No sirve cualquier tipo de co-producción de servicios públicos. La orientación de la co-producción ha de ser de carácter social, guiada por tres principios:




  • Sostenibilidad económica, la continuidad revalorizada de los medios de los que se dote a las comunidades que colaboran con el gobierno en la prestación del servicio, especialmente en los esenciales. Si esta no puede asegurarse, no se ha de iniciar la co-producción.

  • Responsabilidad gubernamental, la co-producción no es un nuevo "rolling-back the frontiers" del Estado, se trata de abrir al ciudadano en la máquina administrativa. Pero la frontera del Estado, y la responsabilidad consecuente, sigue en el mismo sitio.

  • Inclusividad, los servicios esenciales han de seguir prestándose a todos, no hay limitaciones sobre su calidad y si esta no es la deseable, ejerciéndo el principio anterior el Estado debe recuperar los servicios en que se ha cedido ámbitos de responsabilidad.


En definitiva, la co-producción ha de ayudar a los Estados a hacer más con menos, pero no ha de primar sólo una versión economicista.


1 comentario:

  1. Entiendo la coproducción de la misma forma que tú. Es cierto que esta musiquilla que suena tan bien en muchas ocasiones esconde un posicionamiento ideológico para eliminar ese estado "maligno" y que los ciudadanos (como los mercados) se autoregulen. No hay más que ver el discurso de D. Cameron sobre la Big Society.
    Desde mi punto de vista la coproducción es una mayor implicación de las personas en los asuntos públicos para aprovechar las sinergias con las Administraciones. El Estado debe seguir estando para hilvanar dichas inciativas y darles respaldo y dotación.

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