domingo, 11 de julio de 2010

Nación Catalana, Estado Español

No soy nacionalista, ni castellano, ni catalán, ni mucho menos español. Soy jacobino, creo existen competencias irrenunciables para que un Estado asegure la solidaridad entre sus integrantes. Y ayer apoyé la justa defensa del sentimiento nacional de una de las naciones que conforman España: Cataluña. La defensa de una Nación catalana y un Estado español no son una contradicción, son caras de una misma moneda unidas por la amalgama de un nuevo pacto constitucional.


Como funcionario, juré en mi toma de posesión la defensa y hacer cumplir la Constitución Española de 1978. Como ciudadano, creo en un Estado Español plurinacional, conforme con su historia y con el acuerdo de las naciones que la conforman. Sumando ambas condiciones, creo que la mejor defensa de nuestra de Constitución es su reforma, crítica para superar un modelo de Estado que no tiene su origen en nuestra historia sino en las circunstancias históricas que dieron origen a la misma.


Comencemos por la historia. El origen del Estado Español es un pacto, matrimonial como no podía ser de otro modo en aquella época, entre dos realidades nacionales: Castilla y Aragón (que a pesar del nombre tenía ya como entidad dominante Cataluña). Negar este hecho es cerrar los ojos a la historia. Se puede dudar de la existencia de otras realidades nacionales, originadas por una toma de conciencia posterior (Galicia o Vasconia) o nacidos del sentimiento ser una colonia (Canarias), pero dudar de la existencia de una nación castellana y una nación catalana que decidieron unirse (aunque fuera por matrimonio siguiendo el modo y costumbre de la era absolutista) en el Reino de España es como dudar de la naturaleza esférica de la Tierra.


Superado en el XIX los modelos absolutistas, llegó la hora de que los pueblos y naciones decidieran seguir conformando los mismos Estados o dar lugar a otros nuevos. Ello sucedió de modo generalizado en Europa, sin ir más lejos, la misma España sufrió el desgarro de parte de lo que entonces era el Estado Español, perdiendo sucesivamente todas las naciones Iberoamericanas. El resultado fue que España volvió a tener naturaleza básicamente Ibérica, exceptuando los territorios colonizados de las Islas Canarias que habían sido la base de paso en la conquista del Nuevo Mundo.


Y ahora vamos por el tema del origen de nuestra Constitución. La cuestión del modelo de unión de las dos naciones que dieron origen a España quedó sin resolver en el siglo XIX, no teniendo ocasión de resolverse hasta el último tercio del siglo XX por razón de sendas dictaduras (1923-1930 y 1939-1975) que anularon todo proceso de libre entendimiento entre los ciudadanos. Llegada la oportunidad de resolver el modelo de Estado (Constitución de 1978), las presiones externas evitaron que se consolidara la visión de un Estado plurinacional, llamado España para crearse un Estado-Nación llamado España. Esta visión puede resultarles a algunos chocante, pero basta ver la redacción del artículo 2 del borrador constitucional




La Constitución se fundamenta en la unidad de España y la solidaridad entre sus pueblos y reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran.



y compararlo con lo que fue el artículo 2 que finalmente se consolidó en nuestra Constitución




La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.



En el borrador se habla de España como Estado (el borrador hablaba siempre de España como Estado y no como Nación) compuesto de nacionalidades y regiones, en el texto final España pasa a ser una Nación indisoluble. Ese mismo borrador en su artículo 128.2 autorizaba a cada territorio autónoma (aún no se hablaba de CCAA) a usar "la denominación oficial que mejor corresponda a su identidad histórica", por ejemplo, añado yo, Nación.


Las cesiones de entonces, derivadas de las presiones cuarteleras relatadas el algún libro como "Nacionalismo Español: Esencias, Memorias e Instituciones" impidieron la conformación de un libre pacto sobre la forma de Estado. Un reparto competencial insuficientemente pensado en sus consecuencias (se renunció a la Educación y Sanidad como campo de solidaridad Estatal), con puertas falsas (artículo 150)  y gestos de cara a la galería inútiles e insuficientes (como escribir Girona en lugar de Gerona en las carreteras de zonas del Estado no catalanohablantes o la impostura de decir Generalitat en lugar de Generalidad cuando se habla en castellano), han servido a lo largo de los años para irritar a unos y otros sin resolver la cuestión de fondo: Diseñar un Estado plurinacional.


Ahora, el Tribunal Constitucional ha dicho, con razón de acuerdo al texto legal, que Cataluña no es una Nación. Ahora Cataluña ha salido a la calle a recordar que es una Nación. ¿Es o no es Nación? Esa no es la cuestión, ambos tienen razón de acuerdo a su razón de ser.  La cuestión es hasta cuando vamos a estar con remiendos,  hasta cuando vamos a estar minando la convivencia posible con la inacción, hasta cuando vamos (unos y otros) a ser parte de un Estado basado en el vasallaje (somos porque somos) y no en la razón (somos porque queremos). La cuestión es la reforma de la Constitución y con ella la supervivencia del Estado español, un Estado que algunos pensamos que es un gran invento. Y no sólo para el fútbol.


5 comentarios:

  1. La Pepa (Constitución de 1812 para los neofitos), era una Constitución para un imperio, como bien muestra el artículo a que supongo haces referencia que decía

    "La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios"

    Pocos hemisferios tenemos ahora. Ypuestos a recomendar lecturas, te recuerdo la Constitución de 1931 única emanada antes de 1978 por un parlamento elegido por sufragio universal. En ella se habla de Estado.

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  2. Siempre he considerado a Catalunya como un orgullo para la Espana-nacion en que crei. Es un tema dificil. Todos parecen tener razon. Pase lo q pase, sigan editando libros les ruego.Gracias a uds llegue a mi ultimo idolo Saul Bellow. Suerte para todos!

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  3. Información Bitacoras.com...

    Valora en Bitacoras.com: No soy nacionalista, ni castellano, ni catalán, ni mucho menos español. Soy jacobino, creo existen competencias irrenunciables para que un Estado asegure la solidaridad entre sus integrantes. Y ayer apoyé la justa defensa ......

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  4. En primer lugar, muchas gracias por su artículo. Que la gente exprese sus ideas es la única forma de llegar a un buen entendimiento.

    Admiro su sentimiento de concordia a la hora de abordar la cuestión de qué modelo de estado es el mejor para España.

    Sin embargo, no me convence su modo de argumentar que Cataluña es una nación. Con todos mis respetos, opino que su referencia a la Historia es para legitimizar o al menos reforzar sus argumentos de que Cataluña es una nación, pero resulta que con la misma legitimidad puede ser usado por otros. Me explico. Señala usted que Cataluña era un territorio más influyente que Aragón dentro de la Corona de Aragón en el momento de la boda de los Reyes Católicos. Asumiendo esto, este mismo argumento pueden aducir los aragoneses (de la actual comunidad de Aragón; e incluso muchos otros respecto a otros territorios) para reclamar una nación que abarque antiguos territorios que en algún momento de la Historia (supongo que el que les convenga) estaban bajo su influencia (incluida la actual Cataluña), basta situarse en un momento de la Historia en que ellos fueran la entidad dominante. Por cierto, soy de Málaga, por lo que me considero imparcial en este ejemplo.
    Con esto lo que quiero hacer ver es que apelar a la Historia es un tema muy pero que muy controvertido y que casi cualquier causa puede justificarse con ella. No es que deba ser descartado, sino que se debe ser muy cauto y aquí creo que apelar a la Corona de Aragón no es correcto para justificar que Cataluña sea una nación.
    En cambio, si creo que es acertado observar que en la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX (época muchísimo más reciente a la actual) surgió un movimiento cultural muy importante que cada vez fue cobrando más fuerza en Cataluña (probablemente como en casi ningún otro lugar de España, aunque obviamente como todos sabemos no fue el único) y que hizo un gran esfuerzo fundamentalmente en recuperar la lengua y en demandar una mayor autonomía para gestionar los asuntos que competen a su territorio. Por esto fundamentalmente, no solo pero sí fundamentalmente, considero que Cataluña es una nación. Pero una nación en un sentido sobre todo cultural (el más bello); y en menor medida político (el más práctico), jurídico o económico (los más delicados). Esa "menor medida" a la que me refiero es a que en asuntos que afecten a todos los ciudadanos españoles debe primar el bienestar común, pues al igual que usted considero que "existen competencias irrenunciables para que un Estado asegure la solidaridad entre sus integrantes". El problema ahora estaría en ponernos de acuerdo en cuáles son esas competencias. Pero eso ya es otro tema, importantísimo, pero que no puedo discutir aquí (tanto por brevedad como por ignorancia).

    Finalmente yo creo que los recelos que despierta este tema de las diferentes nacionalidades de España se debe en gran parte a que no se explica bien la cuestión (con calma, hablando, debatiendo, escuchando, razonando, argumentando, dispuestos a cambiar de opinión tanto unos como otros si la idea y argumentos lo merecen) ni muchas personas están dispuestas a esforzarse ni siquiera un poco para comprenderlo sino que simplemente toman posturas radicales, como dar por hecho que las demandas de mayor autonomía tienen como único objetivo una eventual separación de España. Y es verdad que hay quien defiende esto (el independentismo), pero esto convencido de que no es, en absoluto, el sentimiento general, pues sencillamente no es lo que más se observa ni se refleja en las urnas. Sin embargo el miedo es fuerte y ya sabemos lo fácil que se extiende todo lo malo (ignorancia, odio, envidia, etc.). Así que le felicito de nuevo por su artículo, pues creo que es el camino que hay que seguir para que nos entendamos y podamos crear un país mejor para sus hijos, los míos y todos los que vengan detrás.

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