lunes, 6 de diciembre de 2010

Antes y después: Una visión pesimista tras la pandemía de #controladores

Me estaba resistiendo a escribir entrada alguna sobre los acontecimientos (a determinar si  por una huelga o pandemia de controladores) acaecidos en esta primera parte del puente más largo del año, pero la carne es debil y los dedos largos. Al final he cedido a la tentación. Esta es una visión personal muy pesimista de un par de días que, por muchas razones, marcan un antes del 3/12/2010 y un después del 5/12/2010. Advierto, que es una sesión de diván bloguero para el que no le guste este tipo de piezas.

Los actores principales han sido el colectivo de los controladores aereos. Un grupo de trabajadores contra los que se ha ido alimentando progresivamente la ira popular. Ciertamente tienen un sueldo muy superior a la media y un puesto de trabajo estable, pero ninguna de ellas son razones para negarles el derecho a cualquier tipo de reivindicación. Alguna de las reivindicaciones creo que tiene un fondo de razón: no conozco a nadie excepto a ellos al que una baja laboral no le signifique un equivalente a haber estado en su puesto de trabajo, a nadie que se le obligue a que esos días de baja los devuelva en forma de días laborables (este extremo , por extraño que parezca, lo confirma el ministro en este video: "en las horas de trabajo computaban bajas por enfermedad"  y lo explica @davidrjordan en su bitácora ). El límite que han traspasado es plantear estas reivindicaciones en una  forma  tan virulenta y tratando de convencernos que la virulencia es resultado de una presión insoportable. Con la forma, han perdido toda posible solidaridad que otros pudiéramos tener para  con ellos. Y si la presión que sufren es insoportable, el camino está claro, a nadie le obligan a trabajar en ningún puesto de trabajo. A lo mejor cometieron el error de su vida al entrar en ese trabajo, pero siempre se está a tiempo de rectificar. Y escribo esto desde la posición de alguien que ha abandonado trabajos estables cuando personalmente le parecían insufribles. Antes del día 3/12 tenían la imagen de un colectivo de trabajadores que, aunque especiales, eran dignos de todo respeto. Después del día 5/12 tienen la imagen de unos irresponsables que hacen uso excesivo de su capacidad de presión.

Luego tenemos al Gobierno. Un Gobierno elegido democráticamente tiene toda la legitimidad para desarrollar cualquier tipo de política pública (dentro de los límites razonables), incluidas en materia de organización del personal del sector público. En este campo ha tomado ya varias, incluyendo la bajada de sueldo de los funcionarios (y sólo los funcionarios, sin que sepamos porqué aún) y otras como la privatización de AENA están en camino. Toda medida tiene una consecuencia, pero un Gobierno está ahí para adoptarlas. Dicho esto, la declaración del Estado de Alerta me parece excesiva para la resolución de un conflicto laboral, por grande que este sea. Para abrir un expediente disciplinario, no era necesaria tal sobreactuación. La militarización de un servicio que dicho Estado de Alerta supone nos retrotrae a tiempos pasados, en que las huelgas de metro se resolvían haciendo uso de soldados de reemplazo. A ver como en la próxima huelga salvaje de un servicio público en cualquier ciudad o región, como por ejemplo la huelga de metro del verano pasado en Madrid, se le deniega a su alcalde o presidente autonómico la petición de que el Gobierno declare el Estado de Alerta en su territorio. Antes del 3/12 creiamos que existía el límite de lo civil para la resolución de conflictos civiles. Después del 5/12 sabemos que la militarización es una opción válida para resolver conflictos civiles.

Por cerrar el tema de los políticos, tampoco ha estado mal el papel del principal partido de la oposición. La intervención de su portavoz Gonzalez Pons fue una antología del disparate. Ofrecer apoyo llamando incapaces o acusar a ZP de esconderse tras Rubalcaba cuando Rajoy ha destacado por su callada elocuencia durante todos estos días, reflejan el porqué el PSOE se despeña otro 10% y el PP crece tan sólo un 0,2%. Antes del 3/12 teníamos pocas ilusiones de la existencia de una alternativa responsable.  Después del 5/12 hemos perdido toda esperanza.

Y la resolución del conflicto importa poco, lo que importa es el juego cainita de culpar al otro. Dando cada uno pábulo a una teoría conspiratoria distinta ante lo que, mientras no se demuestre lo contrario, ha sido una ida de olla colectiva de un colectivo (incluso por sus primeras declaraciones tengo la duda de si los líderes de USCA han tenido algún tipo de control en el arranque del plante aunque después todo parece indicar que trataron de aprovecharlo). De un lado, los que insinuan una estrategia del Gobierno de cara a  futuras medidas económicas excepcionales. De otro, los que alimentan la especie de la estrategia del PP para corroer las estructuras del Gobierno. Antes del 3/12, veiamos difícil que nuestros políticos alcanzaran un acuerdo sobre cualquiera de las reformas y políicas necesarias. Después del 5/12, sabemos que cualquier acuerdo entre ellos es una quimera.

Finalmente, llegamos a los más perjudicados, los atrapados en los aeropuertos. Existen entre ellos historias dramáticas de adopciones frustradas o personas tratando de llegar junto a madres moribundas , también http://www.netoraton.es/?p=21810con más que razones para estar indignados. Me he visto en ambas circunstancias (aunque por un áximo de 6 horas) en las huelgas de controladres franceses y entiendo lo que sigifica. Pero si algo me llamó la atención en las primeras horas con escaso filtrado por los medios de las entrevistas a viajeros a pie de terminal, era la continua repetición de un mismo lamento: "Me han fastidiado el puente, con la ilusión que tenía por ir a ... ". La sonora protesta de esta sociedad por la quiebra del derecho de consumo (@barahona dixit) frente al elocuente silencio ante el recorte de derechos sociales no deja de ser sorprendente. Antes del 3/12, eramos conscientes del silencio de muchos ante el recorte social. Después del 5/12, sabemos que muchos de los que callan ante lo primero no toleran que les alteren un puente. No obstante, a todos ellos hay que reconocerles la serenidad ante la impotencia. Aparte de los silbidos a la puerta de una reunión de controladores, no ha habido mayores incidentes cuando hubieran sido perfectamente esperables. 
Lamento tanto pesimismo. Tras lo ocurrido en estos tres días no estoy para celebrar ningún día de la Constitución.





5 comentarios:

  1. Andrés,

    'As usual', aportas claridad y serenidad en este tema tan polémico.

    Este es un claro caso dónde las formas han sido más determinantes que el contenido.

    Evidentemente, como cualquier colectivo, los controladores tienen sus derechos, faltaría más!

    Que tengan una remuneración muy superior a la media española, que tengan el puesto asegurado y otros privilegios no conlleva que no tengan derechos como, por ejemplo, el derecho a realizar huelga.

    El problema está, tal como lo has comentado, en que han perdidos toda la fuerza de sus reivindicaciones con la forma, en cómo han decidido expresar sus quejas.

    Por otro lado, la reacción del gobierno ha sido desmesurada, más pensando en la opinión pública que en el alcance real del problema.

    No quiero menospreciar el problema, ha sido muy grave y aún es pronto para poder valorarlo... pero militarizar un servicio civil es, a mi entender, aún más grave.

    También, como comentas, la respuesta de la oposición ha sido lamentable.

    De hecho, la respuesta en general de la sociedad es poco alentadora... aunque, como mínimo, no hay que lamentar daños personales ni materiales, (este sí que es un aspecto positivo).

    Mi resumen de la situación es que España es un país del "¿Y yo qué?", sólo miramos lo nuestro y, además, a corto plazo.

    Poco alentador ver cómo somos y todo lo que tenemos que abordar para solucionar los problemas de este país... :(

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  2. Solo quería apuntar una cosa: en democracia, la militarización puntual de un servicio público esencial no suponen en ningún caso la militarización (dar todo el poder a los militares) da nada. Creo que aún tenemos muchos temores a unos militares que están bajo el poder civil. Sólo éste cuenta, no hay poder militar paralelo en este país. Son fantasmas del pasado que nos hacen temerosos. Movilizamos a militares también para otro tipo de crisis: incendios, inundaciones, etc. y lo aceptamos con naturalidad. La anormalidad es que una minoría se comporte como lo han hecho los controladores. Pero es normalidad democrática que se apliquen las leyes, incluido el Estado de Alarma.
    Un saludo

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  3. Obviamente, Luis, los militares están bajo control del poder civil. Nadie pone en duda eso. Pero aquí no estamos hablando de movilizar militares, sino de militarizar civiles. La normalidad democrática permite aplicar leyes sin recurrir al Estado de Alarma. Los 400 y pico expedientes aparentemente totalmente justificados que se han abierto (y digo aparentemente porque aún han de pasar por su trámite legal) se refieren a hechos previos a la declaración del Estado de Alarma, y se basan en la aplicación de leyes laborales que se hubieran podido aplicar sin Estado de Alarma. De acuerdo que es una anormalidad lo de los controladores, pero para subsanarla no hubiera sido necesaria una medida excepcional.

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  4. Y yo pregunto,¿ cuanto tiempo hubieras tenido cerrado el espacio aéreo ?,
    Los expedientes no parecen afectarles demasiado,
    porque cualquiera que abandona un puesto de trabajo
    de ese responsabilidad así, sabe que le puede costar el puesto.
    Yo creo que está por demostrar que cualquier otra medida hubiera funcionado.

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  5. Anónimo, como dices, está por demostrar q cualquier otra medida hubiera funcionado. Pero a la hora de la verdad, lo único q hay encima de la mesa, son los expedientes. Ergo si antes no les afectaba, ahora tampoco. ¿o vamos a mantener el Estado de Alarma a perpetuidad? Afortunadamente, yo si creo en la justicia, y aunque el tema llevara un tiempo, espero que no quede impune (si se demuestra) un abandono injustificado del puesto de trabajo.

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