miércoles, 26 de octubre de 2011

Tecnología y Estados fallidos

Desde que comenzó esta crisis interminable, andan a vueltas con la reconceptualización del Estado, con tratar de identificar como adelgazarlo  y que haga más con menos. Creo que es un debate equivocado, y que como suele decir D. Tapscott (ver Macrowikinomics), el problema "no es cómo el Estado gasta menos o recauda más, sino cómo se adapta a las Tecnologías de la Información". Porque la visión de Estado, ha de cambiar, si no queremos acabar siendo un mundo de Estados fallidos.

Existen muchas definiciones del concepto Estado, pero por tomar una simple como punto de partida de este apunte voy a tomar la definición de Estado de Carré de Malberg

Estado es la comunidad política con un territorio propio y que dispone de una organización

Según la misma, podemos distinguir tres elementos que caracterizan un Estado:
  • Un conjunto de ciudadanos
  • Un área geográfica física que lo delimita
  • Un conjunto de leyes que le dotan de una organización
Aunque las entidades supranacionales como la UE, de un lado,  y los procesos de descentralización de los viejos Estados, de otro, han venido a crear entes caracterizable como Estado sin serlo, esta simple definición seguía siendo válida hasta que se extendieron las TIC. Con ellas la gestión efectiva de la información. antes imposible, comienza a efectuarse, por lo que aparece un nuevo elemento caracterizador de los Estados, la infraestructura informacional. Sin ánimo de dar una nueva definición fijada en piedra, podemos contextualizar a nuestro tiempo la definición dada por Mallberg cómo

Estado es la comunidad política con un territorio propio y que dispone de una organización que produce y consume información

En la concepción de Mallberg, cuando el conjunto de leyes no pueden aplicarse, la organización falla, y solemos hablar de un Estado fallido. Son los casos como Somalía o el Irak post-invasion, espacios físicos dónde la legalidad desaparece por existir fuerzas físicas más poderosas que impiden su aplicación.

Impedir la ejecución de la legalidad en un Estado, ha dejado de ser patrimonio de los países del llamado tercer mundo. Los Estados fallidos parecen asomarse en nuestra inmediatez. Sin una coerción física, ese está siendo el caso de algunos Estados miembros de la UE, con Grecia como ejemplo más significativo o el mismo caso de España. Las leyes son cambiadas de la noche a la mañana por voluntad de un ente virtual llamado "los mercados". Se tuerce la voluntad de un Estado de modo no físicamente palpable,a golpe de ratón que hace subir y bajar acciones o dispararse la prima de deuda. Los Estados comienzan a ser fallidos no sólo por no saber gobernar la economía, sino por enfrentarse a fuerzas que hacen un mejor gobierno de la información que hacen ellos. 

Es quizás el signo más evidente de la falta de adaptación de nuestros Estados a la tecnología. Debajo se esconde un iceberg completo que hay que reforma:. Adecuar las estructuras a la nueva realidad, cambiar los modelos de relación Gobierno-Ciudadano e intraGobierno, crear un nuevo marco de desarrollo de las actividades económicas, ... Pero todos estos cambios son necesarios por la existencia de un nuevo elemento de caracterización del Estado (la información) sólo gobernable por una nueva infraestructura (la tecnología). Esta es la realidad a asumir como motor de las reformas.




3 comentarios:

  1. Me que con tu frase de "Los Estados comienzan a ser fallidos no sólo por no saber gobernar la economía, sino por enfrentarse a fuerzas que hacen un mejor gobierno de la información que hacen ellos."

    Muy buen resumen de la realidad política y su problema fundamental entendiendo el concepto de gobernar en un sentido amplio.

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  2. Muy interesante el artículo y las reflexiones. Es cierto que la información estructura el estado, como tantas otras cosas en el mundo, desde una célula hasta una galaxia.

    Lamentablemente, los límites del estado son difusos, por su propia naturaleza. De ese modo, como bien comentas, se superponen varias estructuras que pueden tener características de estado, más o menos definidas. Así las CCAA, unas más que otras, responderían a esa definición, y del mismo modo las superestructuras europeas también pueden llamarse estado en cierto modo. Llevado a su límite, incluso algunas comunidades de vecinos serían casi estados independientes...

    Estoy de acuerdo en que la fuerza de un estado se apoya en su capacidad para gestionar su estructura [informacional]. De ese modo, se puede debilitar tanto interiormente, por una debil e inconexa gestión de la información, como exteriormente, por la dependencia excesiva de una gestión de la información externa que socava la capacidad de gestión.

    Aplicando el ejemplo de la célula, los perjuicios al funcionamiento de ésta pueden venir tanto por un desequilibrio y descoordinación interna como por ataques externos que atraviesan y rompen la membrana que la rodea.

    Es facil aplicar ese simil al del estado Español, que está disgregándose por dentro y por fuera, por la descoordinación interior que se viene acentuando de un tiempo a esta parte, y por la dependencia cada vez mayor de los acontecimientos y sucesos exteriores.

    Y, tal como comentaba yo en un reciente artículo, estamos inmersos en una espiral de aumento de la complejidad informativa, que como consecuencia más directa es del aumento de la incertidumbre. Y eso lo que quiere decir es que cada vez es más probable que tengan lugar sucesos imprevistos, y quizás catastróficos: Los Cisnes Negros.

    No necesariamente la aparición de un cisne negro tiene que ser forzosamente negativa: quizás la creación del primer organismo vivo pluricelular tuvo su origen en un suceso catastrófico que amenazó la existencia de las células aisladas, que tuvieron que unirse para poder sobrevivir en un entorno agresivo...

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  3. Muy interesante el artículo y las reflexiones. Es cierto que la información estructura el estado, como tantas otras cosas en el mundo, desde una célula hasta una galaxia.

    Lamentablemente, los límites del estado son difusos, por su propia naturaleza. De ese modo, como bien comentas, se superponen varias estructuras que pueden tener características de estado, más o menos definidas. Así las CCAA, unas más que otras, responderían a esa definición, y del mismo modo las superestructuras europeas también pueden llamarse estado en cierto modo. Llevado a su límite, incluso algunas comunidades de vecinos serían casi estados independientes...

    Estoy de acuerdo en que la fuerza de un estado se apoya en su capacidad para gestionar su estructura [informacional]. De ese modo, se puede debilitar tanto interiormente, por una debil e inconexa gestión de la información, como exteriormente, por la dependencia excesiva de una gestión de la información externa que socava la capacidad de gestión.

    Aplicando el ejemplo de la célula, los perjuicios al funcionamiento de ésta pueden venir tanto por un desequilibrio y descoordinación interna como por ataques externos que atraviesan y rompen la membrana que la rodea.

    Es facil aplicar ese simil al del estado Español, que está disgregándose por dentro y por fuera, por la descoordinación interior que se viene acentuando de un tiempo a esta parte, y por la dependencia cada vez mayor de los acontecimientos y sucesos exteriores.

    Y, tal como comentaba yo en un reciente artículo, estamos inmersos en una espiral de aumento de la complejidad informativa, que como consecuencia más directa es del aumento de la incertidumbre. Y eso lo que quiere decir es que cada vez es más probable que tengan lugar sucesos imprevistos, y quizás catastróficos: Los Cisnes Negros.

    No necesariamente la aparición de un cisne negro tiene que ser forzosamente negativa: quizás la creación del primer organismo vivo pluricelular tuvo su origen en un suceso catastrófico que amenazó la existencia de las células aisladas, que tuvieron que unirse para poder sobrevivir en un entorno agresivo...

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