Me he tomado unos días para poder leer varias veces la recientemente publicada estrategia TIC del Reino Unido. Es, sin duda, un documento importante. Todo lo que viene de las islas en cuestión de Administración Pública suele ser estudiado con detalle y, además, tendrá su influencia en el desarrollo de las estrategias sobre Gobierno electrónico en aquellos gobiernos de éste país que queden en manos conservadoras tras las próximas elecciones.
He de reconocer que la primera lectura me decepcionó enormemente. Aunque con las revisiones he encontrado aspectos positivos, sigo creyendo que tiene un fuerte peso la visión finalista del Gobierno electrónico. Las TIC son consideradas como fin, especialmente en aquellas partes de la estrategia relativas al control del gasto (los dos primeros capítulos). Poco hay del uso del Gobierno electrónico para la mejora de la calidad de los servicios y el refuerzo democrático.
Pero estamos en crisis. La estrategia TIC planteada por el Gobierno Británico es plenamente coherente con la política global conservadora: Hay que hacer menos con menos. Y he dicho bien, menos con menos. Resulta difícil pensar que toda la maraña de controles planteados en el capítulo 1 vayan a resultar en (tan si quiera) mantenimiento de presupuestos TIC y parte de las acciones del apartado 3 están claramente destinadas a aplicar una estrategia de openservices para trasladar parte del desarrollo de servicios a la Sociedad.
Dentro del capítulo 1 dedicado a como reducir gastos y fallos en proyectos hay aspectos positivos, incompletos y sorprendentes. Positivo es siempre tratar de reducir el gasto inutil e innecesario, para lo que propone un reforzamiento de controles, aunque ello puede llevar a un exceso burocrático. Tan grande es el exceso que alguno de los comités que habla no se ven después reflejados en el esquema de Gobernanza. También es positiva la apuesta por reducir peso de los grandes proveedores (aunque habrá que ver hasta donde será cierta) mediante una medida promoción del software libre y establecer el principio de no huida del responsable de un proyecto hasta quel proyecto finalice. Queda incompleto lo relacionado con asegurar que los requisitos tecnológicos se ven reflejados en el desarrollo de políticas, algo más que hacer uso de tecnologías ágiles de desarrollo es necesario para ello. No deja de resultar sorprendente que sea ahora cuando se planteen poner en marcha un Application Store de soluciones reusables, cuando directorios de aplicaciones como el CTT existen en España desde hace tiempo.
El capítulo 2 se dedica a la construcción de soluciones comunes. Una nueva sorpresa para los que cuestionan en grado de avance del Gobierno electrónico en España: cuando SARA está cerca del quinto aniversasrio en UK se plantean construir una intranet administrativa (que por cierto llevan más de un año anunciando). El resto es dar continuidad a la apuesta por el cloud-computing como nube privada, y aquí cabe reflexionar sobre la madurez de un paradigma del que tanto se habla y aún no es realidad ni con el máximo impulso político. Incluye también una lista de buenas intenciones, como la promoción de estándares abiertos o el desarrollo de guías para la interoperabilidad y el uso verde de las TIC. En resumen, un capítulo decepcionante.
El capítulo más atractivo es, a mi juicio, el tercero del documento. Aunque corto, son los primeros y trascendantales pasos en la implementación real del Gobierno como plataforma. La creación de APIs y la apertura de Directgov a aplicaciones de terceros habilita avanzar del opendata al openservices. Como negativo, el tufillo a Big society y a la renuncia de responsabilidad pública. Preocupante la falta de definición que sigue alrededor del modelo de reutilización, la Public Data corporation sigue sin saberse exactamente lo que es.
En resumen, una estrategia con luces y sombras.
- Mayor control de gasto a cambio de complejidad burocrática
- Gobierno como plataforma con tufillo a renuncia de lo público
- Reestruturación inteligente de gobernanza TIC
- Incertidumbres acerca de la evolución del modelo OpenData
- Apuesta insuficientemente desarrollada por los servicios comunes
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