Una vez más es 14 de Abril. Como cada año, un día para recordar la primavera que nunca llegó a este país, la promesa de una sociedad democrática que fue abortada. Nunca sabremos lo que habría sido este país si aquel liberticidio no se hubiera cometido, cómo sería hoy España si la bandera tricolor no hubiera dejado de ser la enseña nacional. Baste recordar que las mujeres no habrían entrado en una generalizada condena de "en casa y con la pata quebrada", Lorca no habría sido asesinado y nuestra economía habría sobrepasado el PIB de Italia 50 años antes.
Vivimos una epoca de ataques generalizados a la función pública, por ello en la ineludible cita anual de recuerdo republicano, este año toca enaltecer a los que fueron sus servidores públicos. Y conviene hacerlo porque son un símbolo olvidado de qué supone servir el interés general hasta sus últimas consecuencias.
Soy uno de tantos nietos de funcionarios republicanos, de los que sufrieron represión por mantenerse leales al poder legítimo. Dos años de cárcel sin juicio alguno, un humillante proceso de rehabilitación de tres años para poder seguir alimentando a su familia y el posterior destino a cientos de kilometros de su hogar, quebraron la salud de mi abuelo que no vió acabar el año 1945. Una de tantas historias olvidadas de represión a servidores públicos, que pude recuperar merced a la localización del expediente de servicio de mi abuelo en el Ministerio en que estaba adscrito.
Recuperar el recuerdo de los valores día a día, prestar de modo eficaz el servicio a los ciudadanos y luchar con los hechos y palabras contra el descredito social en el que nos quieren enterrar, es el mejor homenaje que podemos hacer a nuestros antecesores en la función pública.
Viva la República.
Viva la República! Y la función pública!
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