miércoles, 25 de abril de 2012

#Innovacion autogestionada

La innovación es fuente de incrementos de productividad, sin embargo, fallamos al trasladar la propiedad de los procesos para alcanzarla a la totalidad de la organización. Es necesario que todos sus miembros compartan la innovación continua como objetivo. La descentralización radical de la generación e implementación de ideas para la mejora de las organizaciones es un medio para ello.

Diversas organizaciones han realizado alguna experiencia de descentralización en la generación de ideas. Experiencias en el Gobierno del Reino Unido de preguntar a los empleados públicos cómo mejorar la Administración, figura entre los ejemplos más conocidos. Sin embargo, en dichas experiencias no existe un rebalanceo de las relaciones de poder que cambie el sentido de la propiedad de la innovación organizativa. La aceptación e impulso de las ideas generadas por los empleados sigue siendo del centro, de quien ostenta la dirección de la organización. Ello tiene otras consecuencias, el desconocimiento y no valoración del coste de aplicación de las ideas generadas por parte de quien las genera.

Muchas pequeñas innovaciones, además, quedan sin implementarse. La decisión desde el centro tiene tendencia hacia lo más visible, hacia los proyectos insignia que ganan reditos. La innovación de y en lo cotidiano interesa menos.

Todas las desventajas anteriores, quedarían superadas con una descentralización radical de la innovación, basada en la confianza entre niveles directivos y técnicos. Ello requiere no sólo dar a los segundos la oportunidad de proponer ideas para la mejora de la organización, sino decidir sobre las mejores e implementarlas sin necesidad de decisión del centro. Obviamente, esto sólo es posible dando también poder sobre su financiación. El poder económico, se transmitiría asignando a cada empleado un presupuesto personal de innovación, que pondría total o parcialmente a disponibilidad de cooperativas que se crearan ad-hoc para la implementación de una idea generada en la base.

Finalmente, la generación e implementación de ideas, la apuesta por las ideas propias o de otros a través de los presupuestos personales de inoovación, serían incentivadas por la dirección. Para ello, nada mejor que la consideración del éxito y resultados de las ideas en que se ha colaborado mental o financieramente en la evaluación por objetivos de la organización.


(Nota: Este post resume la idea propuesta en concurso "Inventem" organizado, entre otros, por @jordigraells )

miércoles, 18 de abril de 2012

#innovacion en #aapp en la #UE

Dentro de la iniciativa "Innovation Union" encuadrada en la estrategia "Europa 2020", la Comisión Europea ha realizado en su innobarómetro anual un estudio sobre la innovación en el sector público. El objetivo de este barómetro es complementar con estudios sectoriales el cuadro de mando de la innovación de la Unión Europea.

Por su unicidad, es ya un estudio interesante, pero su contenido ofrece a demás perspectivas interesantes que desafían nuestras creencias. La primera de ellas, una vez más, es la (falsa) creencia de superioridad del sector privado en este ámbito que, como en el de las tecnologías de la información, intentan imponernos. De acuerdo con el estudio similar para empresas realizado anteriormente, el porcentaje de instituciones pública que han introducido innovaciones en los últimos años es estadísticamente idéntico (66% vs 67%). La (falsa) creencia de superioridad innovadora del sector privado sobre lo público es si cabe mayor cuando pensamos en nuestro país, y quizás por ello agrada más la bofetada estadística a la misma. Mientras España se situa en la mitad baja de la tabla en el cuadro de mando de la innovación de la Unión Europea, nuestras instituciones públicas están a la cabeza de la innovación en el sector público en Europa.

La innovación pública resulta, además, un desafío mental incluso para quienes la practican. Es interesante comprobar como se invierte el orden entre la importancia de las palancas de innovación reconocidas (nuevas leyes 48%, demandas ciudadanos 46%) frente a las que se esperan sean palancas de innovación en los próximos años (demandas ciudadanos 67%, nuevas regulaciones 39%).  

Otra contradicción similar sucede al respecto de la influencia del volumen de presupuestos disponibles sobre la innovación. De un lado, un 40% piensa que un aumento de presupuestos no ha jugado ningún papel en las innovaciones introducidas y existe un 37% que reconoce el decremento presupuestario como una de las palancas de sus procesos de innovación. De otro, al pensar en la innovación futura un 69% piensa que decaerá la innovación si decaen los presupuestos.

No destripo más del informe. De las cosas más interesantes que he leído al respecto.










jueves, 12 de abril de 2012

Sociólogos siglo XXI - #bigdata

En un periodo de tiempo relativamente breve, se han cruzado en mi camino tres papeles de distinto tamaño intímamente conectados. De un lado, el report de la cumbre de Davos "Big Data, Big opportunities", que realiza un análisis sobre las posibilidad del análisis de datos para prever movimientos demográficos. De otro lado, el documento liberado por la OECD "Machine to Machine, connecting billion of devices", que describe el potencial y las barreras del desarrollo del Internet de los objetos. Finalmente, "Introduction to social network methods", un libro sobre el análisis de grafos sociales y patrones de relaciones/comportamiento que conocí gracias a un post del maestro @carlosguadian. La conexión entre todos ellos es análisis de datos como base de la sociología del siglo XXI.

El acceso a la información en movilidad y las redes sociales son el punto de intersección de donde surgen los nuevos servicios. Son el reflejo de una sociedad cada vez más nómada en su acceso a la información y más relacional. Pero por ello, son también el repositorio de donde puede surgir el análisis de lo cotidiano, cómo se difunden las ideas, el rastro del contagio de enfermedades, la relación entre los distintos estratos y clusters sociales de nuestras ciudadades. Basta ojear sólo una decena de páginas del libro "Introduction to social network methods" para entender la mina de conocimiento social en manos de las operadoras de comunicaciones móviles y los servicios de redes sociales. Grafos infinitos de relaciones entre individuos, identificación de quien juega el papel de conector entre grupos sociales, caminos para hacer llegar ideas y pensamientos de un modo efectivo al número más amplio posible de ciudadanos.

Hablamos de los datos del sector público y pedimos su reutilización abierta a todos con frecuencia, pero si queremos conocer nuestra sociedad esa apertura ha de llegar al sector privado. Nuestra sociedad está en la red y sólo podremos conocerla con el acceso a su rastro digital. Anonimizado, por supuesto, pero es hora de también que esos repositorios de información privada sean abiertos. El análisis social del siglo XXI depende del acceso a los mismos.


lunes, 9 de abril de 2012

Smart cities: un primer paso hacia el Internet de las cosas

Encontré al fin un rato para leer el documento de la Fundación Telefónica "Smart cities: un primer paso hacia el Internet de las cosas" . Aunque tengo un alto interés por la temática de las ciudades inteligentes, no había hecho aún el esfuerzo de leer una monografía extensa sobre el tema. A aquel en estas mismas circunstancias puede serle de utilidad como a mí para aclarar conceptos.

Para empezar, son varias las definiciones que da de un concepto aún en formación. Me quedo de ellas con dos ideas sobre el concepto de Smart City:
  1. Es un medio: hacer de las tecnologías de la información el tejido nervioso de la ciudad
  2. Es un fin:  avanzar hacia una ciudad mas sostenible en todos sus ámbitos (económico, social y medioambiental)

En un futuro con un 70% de población urbana, es necesario sin duda rediseñar nuestras ciudades alrededor de Internet, abandonando el crecímiento alrededor del transporte físico por un crecímiento alrededor del transporte virtual, apoyándonos en la información para crear el conocimiento urbano que aumente nuestra calidad de vida. El documento da suficientes pistas para como hacerlo, ¿Pero es posible?

Como el documento se encarga de resaltar en diversos pasajes, existe actualmente un condicionante económico para el desarrollo del concepto. La eterna crisis económica hace del mismo un ejercicio de ciencia-ficción. No es solución como plantea la colaboración publico-privada, ya que se distingue por ser una colaboración no altruista, que de un modo u otro hay que pagar. Si ese pago es vía impuestos, no entiendo el porqué de la colaboración. Si ese pago es por uso de los servicios, la sostenibilidad social hace aguas al crear servicios para ricos y servicios para pobres.

La dificultad de financiar sin entrar en déficit la infraestructura de una Smart-City nos plantea otra derivada de mayor calado en una España con techo de déficit. ¿Somos realmente justos con las generaciones venideras al plantear los techos de gasto? Limitándonos al gasto necesario, priorizando el hoy sobre el mañana, hipotecamos el futuro. Necesitamos mas inversión TIC para dar un futuro a nuestros hijos. Las Smart-Cities son solo otra punta de iceberg de esa necesidad.