Los acontecimientos históricos vividos nos llenan los ojos de lágrimas y el cerebro de imágenes. Llevo unos días, recordando dónde estaba y que hacía hace 20 años, pensando en quien ocupaba mis pensamientos entonces y las preocupaciones post-adolescentes que me llenaban de pesar. 1989.
He oido análisis de todos los gustos de aquellos sucesos de invierno, de aquella crisis del comunismo que acabó con su fin. Bendita la hora para aquellos países cuando la libertad entró por la puerta, el momento que tan brillantemente recordó hace unos días Timothy Garton Ash (el mejor relator de aquellos meses en una serie magnífica de crónicas). Pocos sin embargo han hablado de la gestión de la crisis realizada, de cómo ante su evidencia hubo quien tuvo el valor de avanzar para superarla. No todo salió como esperaban los gestores de la crisis del comunismo, pero buscar fórmulas de solución abrevió la crisis y el sufrimiento que provocaba. No digamos que hubo total convicción de los gestores, pero si en gran medida se abordó el cambio como única solución.
2009. 20 años después. Una nueva crisis sistémica, la crisis del capitalismo. Y sin embargo los gestores de la crisis se empeñan en mirar para otro lado. No se buscan soluciones para superar la crisis, sino para mantener los principios que la han provocado. Hemos conseguido que los bancos mantengan sus beneficios y ahora estamos en realimentar la espiral de consumo. No hay convicción en la gestión del cambio, y cuando es inevitable, como todo indica que lo es, llegará por compulsión. Y mientras, se prolonga el sufrimiento social que la crisis causa y el momento final traerá aún mayor dolor.
Es que el primer error consiste en pensar que esto es una crisis del capitalismo. Antes al contrario, no hay ninguna crisis capitalista. Esta crisis, precisamente, la han generado los capitalistas. En todas las crisis hay siempre oportunidades de seguir amasando capital. Son ellos siempre los que ganan. Precisamente, cuando no hay crisis, cuando no hay guerras, cuando no hay sucesos, es cuando pierden, cuando no pueden especular y seguir beneficiándose de los problemas. Por eso no debemos confundir esto con una crisis económica del capital. Es una crisis social y ciudadana. Cuando se entiende esto, se tiene la posibilidad de comprender por donde van los tiros.
ResponderEliminarDifícil saber si es antes el huevo o la gallina. Coincido contigo que existe una crisis social y ciudadana, una crisis de conciencia derivada de un efebismo social. No obstante, creo que todo ello es el resultado de una crisis sistémica, y nuestro sistema es el capitalista.
ResponderEliminarSabes la frase "En toda crisis siempre existen oportunidades"? Estoy rematadamente seguro de que la dijo un capitalista neoliberal de los rancios en plan Rockefeller. Insisto, la crisis no es capitalista. ¿Por qué crees que están tan tranquilos desde el principio a pesar de todo lo que está pasando en el mundo? Porque saben perfectamente lo que han hecho y como lo han hecho. Ellos han creado una crisis mundial para aprovechar y beneficiarse, de muy diferentes formas. Es como lo de la gripe A, tres cuartos de lo mismo. ¿De verdad nos vamos a creer que una gripe que casi es como un resfriado fuerte nos va a obligar a ponernos una vacuna que ya se ha demostrado que es venenosa? Los capitalistas de verdad, los guays, lo que molan, aprovechan toda posibilidad de meter sus zarpas donde pueden, y si no hay oportunidad, no importa: la creamos. ¿Por qué te crees que ocurrió la guerra de Irak? Ni tenía que ver con Al-Queda, ni los talibanes, ni nada. Simplemente por el petroleo. De paso, venden miles de millones en armas, reconstruyen el país con corruptos y el país sigue en la ruina, devastado y en guerra. Pero ellos ya han hecho su negocio, ya se pueden marchar. Ellos están creando todas estas crisis para seguir amasando capital, mientras los demás acabamos arruinados o muertos en cualquier sitio. Insisto, al capital no le pasa absolutamente nada, está mejor que nunca. El problema, la crisis, lo tenemos nosotros, por dejarles actuar.
ResponderEliminar[...] excesos que están provocando la defensa del derecho de comercio en el mercado, han abierto la puerta del cuestionamiento de los servicios universales, [...]
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