martes, 26 de octubre de 2010

Repensando el principio de transparencia

La transparencia fue asumido como uno de los principios del Gobierno Abierto dentro del Memorandum que Obama promulgó en su primer día como Presidente de los Estados Unidos. No era uno más de los principios, sino el "primus inter pares", el habilitador de los dos restantes, la participación y la colaboración. ¿Hemos sobrevalorado la transparencia como piedra angular del Gobierno Abierto?

Parece claro, al menos, que no es el único de los requisitos habilitadores. De los fracasos puede deducirse que, al menos, la extensión de una cultura de democracia participativa entre sociedad, políticos y empleados públicos, es al menos tan importante como la transparencia

La transparencia ha sido utilizada también como excusa para evitar lo que ha de ser su objetivo: El rendimiento de cuentas. Los árboles de los datos liberados han sido los que en ocasiones no han dejado ver el bosque del rendimiento de cuentas. Es difícil hacerse una idea de si el gasto público ha sido o no realizado de acuerdo a los principios de la buena gestión liberando sin más la base de datos de gasto público. Pasado el primer frenesí de satisfacción, uno descubre la dificultad de comprender el lenguaje presupuestario administrativo de los programas de gasto aunque sea con ayuda  y ha de recurrir a aplicaciones de visualización que faciliten el sentido a la información recibida. 

No obstante, los gobiernos siguen teniendo la clave de la transparencia. La complejidad de las acciones gubernamentales, la necesidad de dividir el gasto a lo largo del tiempo en diversos contratos, por ejemplo, requiere que todo cobre sentido con una análisis detallado de acciones concretas con voluntad pedagógica con una alta participación de las unidades administrativas. 

Ello puede llevarnos a concluir que la verdadera transparencia es caro e inabordable para toda la acción pública. Realmente lo es, por lo que hay que poner las cosas en su sitio. La transparencia proactiva en forma de liberación masiva de información pública en formato reutilizable es necesaria, pero más necesario es un funcionamiento efectivo de resolución de las peticiones de acceso a la información pública, o, en su defecto, que al menos los ciudadanos intervengan en la priorización de los conjuntos de datos a liberar. La transparencia bajo demanda ciudadana es el único paliativo de la inalcanzable transparencia total.

Y acabo con una de mis preocupaciones recurrentes: La inclusividad del Gobierno Electrónico. No hemos cerrado la brecha digital cuando hemos ya abierto la brecha de información digital. La transparencia ha de servir, como antes indicaba, para la rendición de cuentas de los Gobiernos, no para dar más oportunidades a los que ya disponen de bastantes. Quizás voy contracorriente, pero toda información susceptible de generar negocio ha de liberarse a cambio de un precio.








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