Hemos aceptado como verdad el modelo #opendata de los costes marginales o la gratuidad. Es políticamente incorrecto y heterodoxo argumentar en contra de este modelo. Dar sin beneficio a la sociedad la información que se ha elaborado con los impuestos de los ciudadanos, es el argumento que se pone encima de la mesa para acabar con toda discusión al respecto.
¿Realmente estamos acertando? Un par de argumentos en contra.
Si observamos la historia económica, hemos evolucionado de un modelo basado en la propiedad de la tierra, a un segundo basado en la industria. para acabar en una basado en la información. Los gobiernos han acompañado esta transición, obteniendo plusvalías para realizar su labor vendiendo los activos que habían creado en cada modelo. Así, vendieron las tierras a otros o privatizaron monopolios industriales nacionales para enjugar deficits y dar servicios que crearan biesnestar social. La riqueza ahora, el petroleo del siglo XXI es la información. Al dar la información pública a costes marginales, ¿no estaremos matando los recursos futuros de nuestros hijos y nietos?
El debate social actual está en el coste del acceso a los servicios públicos. De un modelo de acceso gratuito o altamente subvencionado estamos pasando a uno moderado con aumento de los pagos por uso realizados por los ciudadanos. Los hay que pensamos que si ese coste de acceso no se hace basado en criterios de imposición progresiva según renta, estamos asistiendo a una redistribución de rentas inversa a la lógica social de la solidaridad.
Al dar la información pública a costes marginales para que se haga negocio con ella, ¿no estaremos en realidad realizando una redistribución injusta de las rentas?
Son solo dos preguntas, dos dudas que refuerzan el pensamiento de estar al inicio del #opendata y que los modelos de negocio son aún inmaduros. En todos sus aspectos, incluso en el aspecto de justicia social.