En unos días, se celebra en Sevilla la segunda edición del evento "Going Local". Es un esfuerzo loable de la Comisión Europea por acercar la Agenda Digital a los ciudadanos de cada Estado miembro y, al mismo tiempo, tomar el pulso a la implementación en cada país. En el evento se hablará de Gobierno Electrónico y, para calentar el ambiente, la Comisión Europea ha abierto un foro de debate de ideas "sobre la Agenda Digital Europea en eGobierno desde la perspectiva española".
Desconozco si en otros países el "roadshow" de la Comisión Europea ha realizado el mismo experimento. Desconozco también hasta que punto toman parte en la iniciativa las Administraciones públicas españolas. En cualquier caso, el foro permite abrir una vez más la reflexión sobre el riesgo de irrelevancia que corren los poderes públicos. La irrelevancia es fruto de la falta de credibilidad. La falta de credibilibilidad resultado de decir que es imposible o negarse a considerar lo perfectamente realizable.
La negación continua de la realidad parece dominar en ocasiones la aplicación de las TIC a la acción pública, especialmente cada vez que rozan la apertura de los Gobiernos. Una vez más, en el momento de escribir estas líneas, figura a la cabeza de las iniciativas más votadas la necesidad de mayor transparencia por medios electrónicos de las Administraciones Públicas, en concreto la relacionada con la visualización en tiempo real de la ejecuación presupuestaria. Añadamos a ello una propuesta que apareció en "El País" durante el fragor electoral, destinada a hacer realidad una participación directa a la carta del ciudadano en la acción pública. Ambas son propuestas perfectamente realizables desde el punto de vista tecnológico y razonables desde la óptica de cualquier democrata, y, sin embargo, ni tan si quiera parecen arrancar unos minutos de debate en ningún foro de decisión real. Ninguna de las dos está exenta de complejidad legal ni técnica, pero el camino se recorre andando y por ahora es un mero callejón sin transeuntes.
En España el uso de Internet supera el 50%. Es de suponer que la viabilidad de las propuestas anteriores es conocida por al menos el 70% de estos internautas, que de un modo u otro las experimentan en otros servicios.Es decir, un 35% de la población es consciente que nuestra clase política mira hacia otro lado ante estas realidades. ¿Y nos preguntamos el porqué de la desafección? Si alguien no es creible, simplemente se le igmora. Eso es lo que está en juego para los poderes públicos con la implementación o no de una política de Gobierno Abierto.