Y frente a esos cambios tecnológicos, la izquierda, y sobre todo el sindicalismo de clase, normalmente se han asustado. El temor a perder mano de obra en cualquier revolución tecnológica se ha impuesto a la competitividad y al progreso. La derecha liberal, por el contrario, ha buscado en esos cambios el beneficio económico inmediato y sin tener en cuenta los costes sociales.
Sociedad de la Imaginación - Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Desde su retiro de la primera línea política, Juan Carlos Rodríguez Ibarra viene publicando de forma más o menos regular en uno de los periódicos que sigo. Siempre tuve la impresión que el primer presidente democrático de la Junta de Extremadura, tras la fachada algarróbica que algunos (a veces el mismo) se encargaba de exagerar, existía un vagaje intelectual de mayor calado que la media de nuestros políticos. En dos ocasiones que sepa ha disertado sobre la Sociedad de la Información, me ha parecido encontrar palabras juciosas y más allá de la mera retórica. Un párrafo de su último artículo es el texto que encabeza esta entrada.
Dejando a un lado la superficialidad de blogs de políticos, la dudosa realidad de los twitteos que realizan y sus clubs de seguidores en las Redes Sociales, los miedos a los que alude Rodríguez Ibarra (junto con la falta de cultura asociacionista y democrática) está quizás impidiendo un uso imaginativo de las tecnologías 2.0 por nuestros gobernantes. Si no aprovecha la izquierda en el poder estas tecnologías para crear vínculos más estrechos en gobierno y ciudadano, para dar cauce a una sociedad más participativa y a la creación de espacios de creación de valor social, no esperemos que lo haga quien les releve en el poder.
Y espacio para dar cabida al uso social de las tecnologías 2.0 con éxito existe. Un ejemplo son los programas de subvenciones. Me vino a la cabeza al leer una entrada de la bitácora de David Osimo. , pero me vuelve con una crítica leida al fondo municipal de estímulo económico puesto en marcha por la Adminsitración General del Estado.
En el mismo periódico que publicó su artículo Rodríguez Ibarra, en la hoja aledaña en su versión papel, se leía en la editorial de ese día, que criticaba el fracaso de las medidas económicas del gobierno, el siguiente texto
El plan de inversión municipal de 8.000 millones de euros era una buena idea, pero los ministerios se encargaron de diluirla al renunciar a cualquier tipo de análisis previo de los proyectos de inversión. Parte del dinero se ha perdido en gastos poco rentables en empleo o simplemente disparatados.
El plan de inversión municipal ha tenido aciertos (desde aquí recordamos la transparencia por medios electrónico dada a su distribución), pero como todo programa de subvenciones a las Entidades Locales que afronta la Administración General del Estado se enfrenta a varios problemas:
- No se dispone de conocimiento actualizado, profundo y especializado de todas las tecnologías y métodos aplicados en los proyectos presentados (sea cual sea la materia). Dado que además los criterios de evaluación son públicos, la evaluación se convierte en un juego de búsqueda de palabras clave (conocidas por quien aspira a la subvencion y que se encarga de diseminarlas en su solicitud).
- Se desconoce de primera mano la realidad local de cada área, y consecuentemente la es difícil juzgar si realmente los proyectos presentados tienen en realidad la transcendencia e importancia para los ciudadanos que les hagan merecedores de la subvención
- El imposible seguimiento de los resultados de los proyectos subvencionados, la efectividad de las subvenciones y la dedicación de éstas a su cometido. Este seguimiento es, a lo sumo, de carácter formal y, generalmente, puntual
La incidencia de estos problemas, crece a medida que el programa de subvención es mayor y el cociente funcionarios/euros dedicados de modo pleno al programa tiende a cero. (Para saber algún concepto básico más sobre subvenciones, visitese la bitácora de Felix Serrano).
Las subvenciones de la Administración General del Estado a las Entidades Locales, por tanto, en un campo en que la colaboración social mediada por las tecnologías 2.0 tendría un largo recorrido. Técnicas similares a las aplicadas en Peer-to-Patent, con la ciudadanía de de las Entidades Locales y profesionales con los conocimientos técnicos adecuados:
- Facilitando antecedentes socioeconómicos y de viabilidad de los proyectos que aspiran a subvención
- Denunciando incumplimientos de los programas subvencionados
No estoy abogando por una dejación de funciones de la Administración, sino en introducir modificaciones legales a la normativa de subvenciones que habiliten esta participación ciudadana de carácter voluntario. La decisión al final, siempre ha de ser de la Administración tomando los datos facilitados por la ciudadanía como un elemento (importante) más de su juicio.
Es claro que, en escenarios de crisis como el que nos encontramos, en que todos somos conscientes de la importancia de cada euro público empleado para salir del hoyo al que nos han llevado, voluntarios sin coste para ayudar a la Administración a hacer un uso inteligente del dinero de todos no van a faltar.