El coste de las Tecnologías de la Información en las Administraciones Públicas es objeto de debate recurrente. Una continua puesta en tela de juicio de su presunto excesivo coste para el erario público, que además suele castigar más a quien más transparente es en los gastos en los que incurre. Una cosa lleva a otra, y fruto de ese debate son los continuos cantos a la externalización de las TIC que en alguna entrada anterior de la bitácora he comentado. Sólo demostrando que se dan los servicios tecnológicos adecuados, con la calidad requerida y al coste preciso, es posible cortar este debate. Cortar dicho debate permitiría al colectivo de profesionales públicos de las TIC participar en otros, adentrarse en los senderos vedados a quienes no son economistas, abogados o leguleyos.
Pero identificar los servicios adecuados, calidad necesaria y costes precisos sólo es posible mediante una comparación entre iguales. Y hoy desconocemos cuanto nos cuesta a cada Administración en España los servicios tecnológicos que utilizamos.
Es necesario, en primer lugar, impulsar como colectivo un ejercicio de transparencia colectiva. La interoperabilidad, la ruptura con la cultura de silos hemos de impulsarla en las fronteras de lo tecnológico, promoviendo un consenso sobre una metodología común a las Administraciones Públicas españolas para dar cuenta de sus gastos TIC a la sociedad. Sólo he localizado en España el caso de la AGE, que recoge en REINA los gastos de los distintos Ministerios. Ni tan siquiera en OpenData Euzkadi he encontrado otro caso de publicación de modo claro de los gastos TIC de una AAPP. El miedo a la comparación ha de ser desplazado por el aprendizaje que proporciona.
Pero mostrar los gastos sin un contexto es un ejercicio loable pero mejorable. Una mayor relación de los mismos con objetivos de rendimiento de las Administraciones Públicas habría de estar presente en la metodología resultante. Resulta menos complicado identificar el coste TIC de un transacción administrativa que el coste de las llamadas unidades de negocio (como si las TIC no fuera parte del mismo). Es esta una fortaleza que debe aprovecharse. Lo mismo sucede con la calidad de los servicios tecnológicos. La gestión por proyectos clásica de las TIC o marcos como ITIL permite establecer ligazones del coste de un servicio con la calidad con la que el mismo se presta. No es tanto gastar menos como gastarlo allá dónde es más necesario.
Las ventajas de este esfuerzo tanto para los profesionales públicos de las TIC como para los ciudadanos es clara. Expresar en términos comparativos y de negocio el coste de las TIC para las Administraciones Públicas como primer paso para la optimización del mismo, y con ello poder profundizar en su uso y la transformacion subsiguiente.
Puede parecer un ejercicio de ingenuidad, pero nada más alejado de ello. Se ha hecho para identificar como racionalizar el gasto sanitario, luego es posible para nuestro ámbito llegar a consensos interadministrativos. Se trataría de promover para ello la cooperación administrativa a través de los organismos previstos en la legislación (Comité Sectorial de Administración Electrónica, Artículo 40 Ley 11/2007). Tras la fase de crecimiento que supuso la implantación de la Ley 11/2007, una fase de racionalización ha de ser el siguiente esfuerzo colectivo de los profesionales TIC. Y recordemos, o lo hacemos entre todos o nos lo darán hecho. Bastantes señales de ello han dado desde ciertos ámbitos.
Completamente de acuerdo en todo, sin embargo, me da la sensación de que el gasto en TIC es difícilmente evaluable si antes no se publican de forma clara las líneas de gasto; me explico con un símil burdo:
ResponderEliminarPara todos nosotros es fácil opinar sobre el rendimiento de nuestros impuestos o la eficacia de la Administración cuando vemos cómo avanzan o cuánto se gasta en la construcción de una autopista, una línea de metro, una terminal de aeropuerto o un tren de alta velocidad. El hecho de que se está trabajando en ello y el avance es "verificable a simple vista"
Sin embargo y por el contrario, en el caso de las TIC, la Administración es opaca; poca gente sabe en qué se está trabajando, qué proyectos hay abiertos, cuánto se está gastando, quién está ejecutando el proyecto, etc. En cuantas ocasiones han "muerto" por el camino proyectos IT de millones de euros!
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El gobierno americano intenta ser transparente en este punto y saca a la luz todos los detalles de cada centavo de gasto en TIC: http://it.usaspending.gov/ donde se puede ver por proyecto lo presupuestado, lo gastado, lo avanzado y a quién hay que pedir responsabilidades... pero el tema de la responsabilidad en IT y el gasto y productos obtenidos es un tema que por aquí no suele interesar
En definitiva, coincido contigo en que estaría bien saber el rendimiento de la inversión en base al uso del producto final, pero para mi es básico que el proceso, al igual que en la obra civil, sea bien visible.
Lo dicho, gran POST
Alex, voy un poco más allá. No hay que indicar sólo que se gasta, sino en qué se gasta, contextualizarlo de un modo comprensible para los ciudadanos y ligarlo a los servicios que se presta. Eso tampoco lo hacen en USA. Lo que hacen en USA es poco más que lo que en España lleva haciéndose con el REINA, pero puesto en bonito.
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